El conflicto de 26 días protagonizado por el Comité Cívico de Potosí y que en algunos momentos adquirió condiciones dramáticas, y por justas que hayan sido las demandas planteadas, no mereció que termine en un fracaso con el agravantes de no haberse abierto nuevas perspectivas de diálogo porque hay intransigencia por parte de las autoridades para negar los pedidos o, en casos, demostrar que “se ha cumplido lo comprometido el año 2010”, cuando se ha comprobado que poco se hizo.
Potosí es el departamento -hasta hace años fue Pando- más olvidado y descuidado por todos los gobiernos; el hecho de que el Cerro Rico sigue en explotación, ha sido “contento” de todos los regímenes que creyeron que con ese trabajo para cooperativistas mineros especialmente, “había los suficientes ingresos para encarar programas de desarrollo”, lo que, en verdad, nunca fue así y menos suficiente. Ahora, con el paro llevado a cabo hace poco, Potosí ha perdido muchos millones de dólares, dinero que pudo haber servido para paliar, siquiera mínimamente, las condiciones de extrema pobreza de la mayoría del pueblo.
Pero, al margen de que el Gobierno pueda considerarse “vencedor de la justa librada con Comcipo”, se debe entender y reconocer plenamente, que nadie, por poder que tenga, “puede reírse” de los planteamientos potosinistas y, si hubo equívocos en ellos, que se diga y enumere, que se anuncie las supuestas obras llevadas a cabo en los últimos diez años, que se haga conocer las intenciones ciertas sobre lo que se pretende hacer; que se diga cómo es posible encarar problemas de desarrollo con base en las escasas regalías mineras que recibe ese departamento y, además, indicar cuáles son las intenciones para realizar inversiones o, si existe la posibilidad de planificar, previos los estudios del caso, qué rubros se puede explotar y cómo se puede crear riquezas en el departamento.
Hasta ahora, que se sepa, Potosí estuvo al margen de muchos programas de desarrollo y lo prometido originalmente, la construcción de un aeropuerto, una fábrica de cemento y la edificación de un hospital que cubra las necesidades del pueblo, no se han cumplido. ¿Existe la sana intención de hacerlo? ¿Se cuenta con los recursos necesarios, al margen de regalías? Se afirma la imposibilidad de construir un “aeropuerto internacional” o una fábrica de cemento y hay que decirlo dando las explicaciones y detalles del caso.
Potosí necesita, con mucha urgencia, clínicas, hospitales e instalaciones industriales posibles, sostenibles y rentables con base en estudios muy serios. No es con burlas que ese pueblo quedará tranquilo y resignado porque, en primer término, merece respeto y consideración porque es un pueblo que tiene dignidad y es parte indivisible del país que es de todos los bolivianos, tengan la condición política, económica o social que sea. Ofender a Potosí es hacerlo a todo el país.
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