Demasiado petróleo

Hay, en idioma inglés, una expresión que se debe envidiar. Se puede decir que algo va a una velocidad de “breakneck”, es decir tan rápido que te rompe el cuello, una sensación que sentí hace muchos años cuando volé por primera y última vez en un Concorde.

Pues el Financial Times dice que la velocidad en que crece ahora la oferta de petróleo en el mundo es de “breakneck”, mientras que la demanda, que crece debido al bajo precio, no llega a igualarlo.

Hay un misterio que está a punto de dejar de serlo: el costo de producción del petróleo de las explotaciones de rocas lutitas, o shale-oil. Cuando el precio internacional del crudo ha llegado a 41 dólares por barril, y amenaza con llegar a 30, todos miran hacia el misterioso costo esperando ver que haga crisis. (Estados Unidos ha duplicado su producción de petróleo en los últimos seis años).

Lo que tiene a su favor el costo del shale-oil es que las empresas norteamericanas no dejan de trabajar en busca de rebajar los costos de producción, lo que pone nerviosos a los sauditas, que tienen a su favor que cuentan con las segundas reservas más grandes de petróleo del mundo, son una monarquía, y la segunda reserva está en manos de los venezolanos, que no cuentan.

Los países de la OPEP hicieron todo lo posible por bajar su producción en 600.000 barriles por día hasta el nivel de 96,6 millones de b/d respecto de 2014, pero los que no pertenecen a la OPEP elevaron su producción en 1,2 millones b/d respecto de los niveles de 2014. Es decir que lo deja de producir la OPEP se produce, el doble, fuera de la OPEP.

Es que, como dicen los especialistas, los altísimos precios del petróleo de los últimos años hicieron que miles de millones de dólares se vuelquen a la producción y ahora el mundo está cosechando el exceso de oferta generado por esa inversión.

Lo mismo se da, dicen esos mismos expertos, en el caso de la minería. Los altos precios provocaron fuertes inversiones para producir más, y ahora esa mayor producción atenta contra los precios.

Pero lo que quienes manejan la economía boliviana no han entendido es que la economía no es una balanza de dos platos. Es un poco más complicada. Por eso no saben cómo van a salir del problema de la paridad cambiaria, que la frenaron por razones ideológicas.

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