Las observaciones y reclamaciones hechas al trazo de la línea Blanca del teleférico, proceden de junio o antes del año en curso, no obstante las obras continúan ininterrumpidamente y a raja tabla sin oír los clamores no sólo de la vecindad afectada, sino de los que ahora alcanzan al 56% de los paceños deseosos de un nuevo trazo, según acaba de establecer una acreditada firma de encuestas y sondeos.
La cerrazón que nos ocupa no es la mejor manera de gobernar y administrar “escuchando al pueblo”. Se trata, por el contrario, de una posición empecinada, autoritaria y antidemocrática. El Gobierno -del que depende la empresa Mi Teleférico- dice ser partidario de los consensos y las consultas, pero en este caso no existe algo que se le parezca y ni siquiera se ha dado respuesta a las cartas y solicitudes formuladas por los vecinos en sentido de que se revise la trayectoria de este transporte, postura que se puede interpretar como desprecio a los justos y angustiosos pedidos de los más afectados.
No se puede dudar que las obras en cuestión -ejecutadas tras el parapeto de una empalizada de calaminas- restan funcionalidad y paisaje a la plaza Villarroel, que de espacio cívico y recreativo deviene a otra finalidad, resultante extraña a cualquier parque o jardín público, como no sucede en ninguna parte del mundo. No en vano el urbanismo como ciencia busca una ordenación distributiva del espacio citadino guiado por principios de clasificación de usos con armonía, comodidad y belleza. Por su parte, el organismo investido de atribuciones legales pertinentes es el Ejecutivo Municipal, en este caso francamente desconocidas.
A la avenida Busch se la menoscaba en su trazo lineal concebido como emulación a otras ciudades más espaciosas, mientas su panorama se alterará con una visión de torres y cables sin relación con su finalidad ornamental. La vecindad verá violado su derecho a la privacidad, a lo que se añade un atentado a la ecología y por ende a la madre tierra ante la tala de 34 árboles -álamos y cipreses- con 80 años de vida, sitos en las plazas Villarroel y San Martín (Triangular). Deben pasar 20 años para que un árbol alcance mediano tamaño.
A la vista de los mandos del teleférico se ha puesto tres o más opciones de cambio de ruta: la Alcaldía sugiere seguir la ladera Este, desde terrenos contiguos a la plaza Villarroel, pasando por Villa Copacabana, San Antonio y Villa Armonía. La UMSA proyecta los inicios en la plaza Villarroel y estaciones en las indicadas villas y otra en áreas del Estado Mayor, conectando con la prevista Terminal en San Jorge. Por su parte constructores y arquitectos, con excelente criterio, plantean partir de inmediaciones de la estación Minasa, para tomar la cuenca del Orkojahuira, barrio Gráfico, hasta la calle Villalobos, debiendo unirse con la estación de la curva de Holguín. Estos proyectos obvian el uso de la avenida Busch y respetan a las citadas plazas, atendiendo a las necesidades de populosas zonas. Se lamenta que todo este bagaje no parece tener otro destino que el archivo.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |