Cartas
Señor Director:
El 26 de agosto es el “Día Internacional del Adulto Mayor”.
Es un día de reflexión, ya que por nuestras mentes giran los semblantes de padres y abuelos, de quienes tanto nos han mimado y consentido y a quienes admiramos por la vida que nos enseñaron.
Pero también es un día de consternación, por lo que vemos cada día en las calles de nuestra “Ciudad Maravillosa”, cuando por aquí y allá vemos, entristecidos, la presencia de “viejitos y viejitas” que, sentados o acurrucados, esperan con ansiedad el paso de gente para estirar la mano y recibir a veces alguna moneda, casi nunca un billete. En sus ojos no hay alegría sino resignación, pensando en sus hijos y nietos que los dejan allí, para recogerlos en las tardes, fijándose en lo que han recaudado, pidiendo…
Claro que por las noches esos hijos y nietos se tratan bien digestivamente y pueden dormir tranquilamente.
El 26 de agosto con un poco de buena voluntad podríamos obsequiar a las viejitas y viejitos -que sin duda encontramos en las calles que frecuentamos- un par de guantes de lana, una chalina, un par de medias o un gorro, también de lana, cuyo costo suele no exceder de cinco o diez bolivianos.
Ese gesto nuestro tal vez pueda ser compensado con un “gracias”, dicho o pensado con el más rico de los sentimientos humanos.
Ángel Costa Antezana
Médico jubilado
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
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