Altas autoridades nacionales hacen declaraciones a los medios de comunicación acerca de aspectos históricos del país cometiendo con frecuencia inusitada gravísimos errores que los medios de comunicación se ven obligados a aclarar, de tal forma que no se conviertan en fuentes de referencia falsas y erróneas a la vez, tanto para la opinión pública como para estudiantes, universitarios y pueblo en general.
En semanas recientes, varios comentaristas de prensa se han referido a ese problema y han hecho aclaraciones importantes, agregando que no se puede tergiversar los hechos y hay que respetar los acontecimientos del pasado, dando cumplimiento a las normas del historicismo, así como hacer que la historia se convierta en una fuente de conocimientos y experiencias positivas. Han agregado que mentir en cuanto a aspectos históricos constituye un delito que daña gravemente a la sociedad.
Al respecto, se observa, por ejemplo, algunas afirmaciones en torno a la Guerra del Chaco y la Batalla de Boquerón. Algunas opiniones son correctas, pero la mayoría erróneas y falsas a la vez y requieren ser aclaradas oportunamente, tal el caso de datos acerca del conflicto con Paraguay (1932-1935). En efecto, el Ministro de Defensa se refirió en un órgano de prensa acerca de los combatientes bolivianos en la batalla de Boquerón para ser repatriados.
Al respecto es preciso aclarar que no fueron 500 los clases y soldados bolivianos que combatieron en Boquerón del 8 al 29 de septiembre de 1932, sino 619, de los cuales 30 fueron jefes y oficiales y más del 90 por ciento de ellos eran de origen de clase media y el resto indígenas. Los efectivos que participaron en el Destacamento pertenecieron a los Regimientos “Campos” 6, 14 y 16 de Infantería y no así del Regimiento Sucre, como dice Ferreira. Así mismo participaron la Batería Divisionaria de la Cuarta División y una sección compuesta de las unidades del Regimiento “Lanza” y del 6 de Caballería, según el Comandante del Regimiento, Cnl. Manuel Marzana.
No se conoce el número exacto de muertos, pero habría llegado al 20 por ciento del total. Los 400 oficiales soldados sobrevivientes no retornaron a Bolivia, sino fueron hechos prisioneros y trasladados a Isla Poi y después a Asunción, donde en su mayoría permanecieron alrededor de tres años. Se tiene conocimiento exacto de los seis soldados de la Batería Divisionaria, de los heridos y desaparecidos. También se sabe quiénes fueron los oficiales y soldados que entraron a Boquerón y que murieron durante el asedio del 8 al 29 de septiembre de 1932. Entre ellos se destacan los capitanes Víctor Ustárez, Tomás Manchego, Juan de Dios Guzmán y Tcnl. Luis E. Aguirre.
De otro lado, no sería difícil hacer una investigación e identificación de los jefes, oficiales, clases y soldados que lucharon en el cerco de Boquerón, ya que existen las listas con los nombres y apellidos de todos ellos. Tampoco sería difícil encontrar los restos de los oficiales y soldados que murieron durante el cerco, ya que el sitio asediado sólo tiene alrededor de cuatro hectáreas.
Finalmente, es necesario destacar que en la Guerra con Paraguay no murieron “60 mil bolivianos y 30 mil paraguayos”, como afirma el ministro Reymi Ferreira. Otros dicen 50 mil. En efecto, del lado boliviano sólo serían 25 mil y del paraguayo, cantidad parecida. Los bolivianos que cayeron prisioneros fueron 22 mil y los paraguayos 2 mil, en números redondos.
Todos esos datos numéricos y análisis de la Batalla de Boquerón se encuentran en la Academia Boliviana de Historia Militar.
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