Tal como un músico necesita tener buen oído y un pintor buen ojo, un perfumista necesita una buena nariz. No se trata de una facultad especial, sino de un sentido entrenado que, combinado con la experiencia, su memoria, imaginación, sensibilidad comercial y conocimientos de química, convierten a su propietario en la clave mágica de la fabricación de un perfume.
Uno de estos perfumistas que cuentan con una nariz formidable es Arnaud Winter, graduado del prestigioso Instituto Superior Internacional de Perfumería de París en 1991, única escuela en el mundo que entrena estudiantes para ser perfumistas.
Con veinte años de experiencia, el francés Arnaud Winter es catalogado como una de las diez mejores narices del mundo y tiene la capacidad de distinguir más de cuatro mil aromas distintos.
Arnaud hace lo suyo en Yanbal. Fue reclutado por Fernando Belmont, fundador de la compañía, para crear la línea de fragancias que se convierta en una huella singular e inolvidable para la marca. Ellas son elaboradas con el fin de provocar, seducir y deslumbrar.
El perfumista francés estuvo en nuestra ciudad para presentar su nueva creación inspirada en la libertad de la mujer Liberatta.
Para Arnaud, ser un buen perfumista es llegar a contar buenas historias, que se puedan compartir con la gente. El éxito más grande según él es que su trabajo o su perfume, comparta la vida de alguien por un mes, un año o toda la vida, porque esta persona va a vivir toda su vida con esa fragancia.
EL OLFATO
Uno tiene que tener buena percepción y memoria de los olores, después es tener un poquito de llama creativa. Tener un gusto por el juego.
Mucho del trabajo de la creación francesa es intelectual, tú escribes tu fórmula y a la hora de armarla vas a olerla, pero es más para confirmar que lo que está en la fórmula, es la reflexión de la idea que tienes, y el trabajo del perfumista es trabajar su fórmula, hacer cambios para que llegue a su idea. Es importante también que le guste el mercado, viajar por varios países, encontrar a la gente, comer, compartir. Todos esos detalles son muy importantes, porque yo tengo que agregar todo eso a mis fragancias, para llegar al público.
Cada fragancia tiene una personalidad única y necesita una palabra que la identifique y represente. Incluso el diseño de las letras, la composición y el fonema de su nombre, dicen mucho de la fragancia, indica el perfumista francés, Arnaud Winter. Existen más de cuatro mil materias primas disponibles en perfumería para este tipo de creaciones olfativas. Ochocientas son extraídas de la naturaleza, como flores, hojas, maderas, resinas, semillas, capullos, frutas, raíces, cortezas y las restantes, son producidas sintéticamente con el alcohol, aldehídos, acetatos, etc.
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