La continuidad en el cargo de la mandataria Dilma Rousseff genera dudas ante las dificultades económicas y políticas que agitaron la crisis en que se ha sumergido Brasil.
El vicepresidente Michel Temer, primero en la línea de sucesión en caso de una renuncia o destitución de la Presidenta, admitió en una reunión privada con un grupo de empresarios que “será difícil” que Rousseff llegue al fin de su mandato, en 2018, en el actual contexto político y económico, que ha derrumbado su tasa de aprobación a un histórico 8%.
Sobre una posible renuncia de Rousseff, que también es reclamada por grupos opositores, Temer descartó que pueda ocurrir.