El ascenso eterno de Lewis

Ganó en la catedral de la Formula Uno. Hizo su décimo tercer “hat trick”. Es rápido. Está “hambriento” de un tercer título. También es un gentleman. Venció la clasificación. Hizo la vuelta más rápida. Está arriba en el mundial de pilotos. Es talentoso y de gran mentalidad. Es tenaz y acertadamente agresivo. Obediente a las órdenes del equipo. Es criterioso, profesional y sobre todo muy aplicado, así es Lewis Hamilton.

Necesitaba un cambio la Fórmula Uno, tras la avalancha de cuatro años de Red Bull o siete de Ferrari que con Schumacher arrasó con todo. Es que este 2015 vino complicado para los autos rojos por los resultados nada positivos de los del “cabalino rampante” que tiene problemas con el chasis y el desarrollo de sus motores todavía están en desventaja con relación a los del monopolio de los Mercedes. La diferencia fundamental de los Mercedes, en estas unidades de poder es que está orientado hacia la eficiencia del combustible, lo delicado del asunto es que el piloto no sabe, o no necesita saber cuál de ellos está haciendo su trabajo. Lo que el piloto necesita es tener confianza cuando frena y sentir lo mismo cuando la batería está cargada por la mitad durante la frenada, eso explica por qué reducir la velocidad de los autos se ha vuelta algo complicado, ya que el combustible es un componente clave, por eso la diferencia de los motores y los impulsadores modernos es la optimización, que trata completamente de maximizar la performance con una extremadamente difícil restricción de consumo de combustible.