Héctor Revuelta Santa Cruz
No es mi propósito hablar de las bondades de transporte que brinda el PumaKatari, que mucho ya se ha dicho sobre los beneficios que está prestando a una parte de la angustiada población paceña, buscando movilizarse.
El servicio prestado por choferes y por los denominado(a)s anfitriones es realmente encomiable y están dignificando al sufrido pueblo paceño. La cordialidad con la que tratan a los pasajeros contrasta radicalmente con la que tratan, casi siempre, los minibuseros y los trufistas, que a cada paso muestran su mala educación y su humor siempre agriado y discriminatorio.
En un artículo titulado “Yo peatón pido la palabra” escribí, en este mismo medio: “… Todos los días tengo que hacer cuatro viajes: de mi casa al trabajo y de mi trabajo a mi casa; y, de peatón estrangulado y sin derechos, paso a ser pasajero angustiado, por no encontrar un vehículo de servicio público que me transporte, (en calidad de carga), y cuando lo encuentro soy maltratado por algunos choferes y si educadamente digo gracias me responden gruñendo ¡ya! Si soy de la tercera edad los trufis no me quieren llevar porque dicen que tardo mucho en subir o bajar; si uso polleras dicen que ocupo mucho espacio; si estoy con mi wawa, dicen que molesto a los pasajeros; si tengo un pequeño bulto, tampoco me quieren llevar. Soy discriminado todos los días y existe una linda ley contra la discriminación ¡Bien publicitada en la televisión! de la que se ríen la mayor parte de los choferes; las autoridades: ¡Bien gracias!”.
Todo esto no solamente ha cambiado en el servicio de buses PumaKatari, sino que por el trato amable que dan los anfitriones de los “pumas” nos están educando, particularmente nos están inculcando a respetar los derechos de todos, nos están enseñando a ser disciplinados y a practicar la gentileza, que en los servicios de minibuses está ausente. La sonrisa de los anfitriones, saludando con mucha atención a los pasajeros, hace que sintamos menos los efectos del estrés de viaje; la autoestima está mejorando ostensiblemente, lo que va en beneficio de los ciudadanos; se nota mayor comunicación entre pasajeros durante el viaje: el trato que dan a los pasajeros lo hace sentir a uno respetado y considerado, lo que se traduce en una mejor convivencia entre los ciudadanos… gracias, “puma”, por educarnos y hacernos personas respetadas y dignificadas.
El autor es Ing, Civil, docente de la materia Ing. del Trafico, de la Facultad de Ingeniería de la UMSA.
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