Las cinco familias sirias que llegaron a Uruguay en 2014 en un plan de refugio se concentraron ayer frente a la sede de la presidencia para pedir que les permitan regresar al Líbano, molestas con el programa de acogida del Gobierno uruguayo.
“Acá no hay futuro para nosotros. El plan de ayuda del Gobierno es por dos años y ya pasó uno. Yo trabajo en un hospital, mi sueldo es muy poco, 11.000 pesos (unos $us 380). Tengo esposa y tres hijos chicos. ¿Cómo haré para vivir cuando la ayuda termine?”, dijo Ibrahim Al Mohammed, jefe de familia.
Decenas de curiosos se detenían a observar la protesta y los cuidadores de la plaza Independencia, donde se instalaron las familias, intentaban en vano que una docena de niños sirios no pisaran el césped.
“No quiero plata, no quiero nada más que volver al Líbano o a Siria. Acá nos vamos a quedar hasta que nos lleven al aeropuerto”, afirmó Maher Aldees, cabeza de otra de las familias.
Los refugiados no tienen pasaporte, ya que ese documento se otorga solamente a quien tiene la nacionalidad uruguaya.