Segunda parte
La verdad es que la radicalización en la Universidad, se inició en el XVII Congreso Universitario Nacional, en Oruro, oportunidad en que la alianza del naciente MIR con los comunistas moscovitas derrotó la hegemonía falangista. La CUB resultó presidida por Adolfo Quiroga Bonadona, quien junto a algunos miembros de ese organismo y otros jóvenes resultaron implicados en un foco guerrillero localizado en Teoponte a 120 kilómetros de La Paz. La guerrilla se redujo a un combate con el Ejército en el que lamentablemente perdió la vida Quiroga Bonadona junto a otros universitarios. El XIX Congreso Universitario Nacional realizado en Sucre, en 1970, proclamó “la vía armada y a través de dos métodos primarios de lucha, insurrección popular armada y la guerra popular revolucionaria prolongada”. En los Consejos Universitarios se instalaron representantes de la COB o tenidos por tales, con derecho a voz y voto, nuevo modo de intervencionismo antiautonomista por un elemento extraño a la naturaleza formativa, por supuesto a iniciativa de los “revolucionarios” del momento. Como señala R. Allard, connotado hombre de ligazón universitaria, “en la lucha por la autonomía la Universidad debe cuidarse de no pasar de una dependencia a otra”.
La guerrilla en gesto valiente pero descabellado, procedía de una inspiración romántica como ingenua del foquismo Cheguevarista y de brotes semejantes en el continente, deviniendo en una aventura incapaz de visualizar la derrota que había sufrido ese líder en Ñancahuazú -pese a su fama-, algunos años antes. Estos hechos y no 1970, marcan el auge de tales movimientos.
Volviendo un poco atrás de estos apuntes, el radicalismo desatado tuvo como respuesta una ocupación de la UMSA por elementos extraños, en la que algo tuvo que ver el Ministro de Gobierno del presidente Alfredo Ovando. Un grupo juvenil extra universitario que había actuado, entregó las instalaciones a universitarios nacionalistas, quienes luego de algunas jornadas replegaron sus fuerzas ante un inminente ataque militar a órdenes del presidente Alfredo Ovando. Tampoco corresponde a la verdad que los universitarios izquierdistas se aprestaran a una retoma. El Arzobispo de La Paz, Enrique Manrique, de largo trajín emenerrista, en lugar de mediar propició el desalojo.
Como epílogo y herencia de la revolución de 1970, se extrae el funesto antecedente del “veto” contra todo profesional o docente que no milite en la difusa rama extremista, ya en función de catedrático, ya como aspirante a la cátedra. Un hecho del mismo origen tan anecdótico como insólito, fue el funcionamiento de tribunales compuestos por los propios estudiantes para sustituir a los profesores aventados, “imposibilitados de calificarlos académicamente, los aprobaban o desaprobaban según el entusiasmo “revolucionario” que demostraban los aspirantes a catedráticos”. Estas prácticas -todavía subsistentes en gran medida, son por antonomasia la antiuniversidad, espacio que por sinonimia debería ser ejemplo de tolerancia y universalidad de ideas, con el único requisito de idoneidad comprobada.
Los datos corresponden al libro del autor: Universidad: Reforma y Realidad, 1985. La Paz.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |