El mes pasado festejamos el 190 aniversario de nuestra Patria y saliendo de la monotonía de las prosaicas noticias, he aquí que Bolivia recibió el mejor regalo proveniente de una joven atleta, simpatiquísima, sencilla y de alma patriótica y generosa, que a la par debe tener un espíritu decidido y emprendedor. Es Stefany Coronado, quien con tan loables cualidades se presentó al Campeonato Panamericano Juvenil de Atletismo, de Toronto, Canadá. No extraña que el Ministerio de Deportes le hubiera negado su colaboración con los pasajes a ese país. De no ser por el Comité Olímpico Boliviano, que le cubrió el traslado, la Srta. Coronado no hubiera concurrido al certamen internacional, ni Bolivia hubiera recibido tan meritorio galardón de una presea de oro sin su empeño personal. Siempre es la misma historia, las prioridades del Gobierno son muchas veces superfluas y cuando se debe dar estímulo al arte o al deporte, éstos resultan postergados.
Al margen de que la Srta. Stefany Coronado ha obtenido la presea dorada, lo que resaltó es su comportamiento patriótico, de principio al final del certamen, cuando, después del triunfo, lo primero que hizo fue ¡correr a envolverse con la tricolor nacional!, hecho muy significativo y emocionante que nos elevó al paroxismo del delirio a quienes seguimos la escena.
Los jóvenes también lograron triunfos y trajeron sus medallas. Pero fue esta mujer que nos trajo el mayor premio que nunca recibió Bolivia en su festejo patrio. Es otro ejemplo de que el bello sexo tributa su homenaje a la Patria, como hicieron en otra época las heroínas de la Coronilla en Cochabamba, las infinitamente epopéyicas rabonas de las campañas guerreras, que han demostrado su coraje y grandeza, sin pedir ni recibir nada a cambio de su sacrificio y abnegación, ni siquiera el recuerdo de la posteridad, que le debe sendos monumentos y nominación de calles y plazas en lugar de los nombres de políticos rastreros y corruptos.
Cuánto debe Bolivia al esfuerzo y sacrificio de la mujer, en tantos eventos en los que ha igualado y sobrepasado al hombre en muchas lides heroicas, como madre, esposa, deportista y artista.
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