El pasado día miércoles, el señor Luis Arce Catacora, ministro de Finanzas, al inaugurar un evento en la ciudad de La Paz, sobre marxismo, con el denominativo de “Marx Vive”, declaró a los medios de comunicación social que la mejor inversión es la de haber traído al país a renombrados teóricos del socialismo - comunismo, que expondrían sobre la crisis del capitalismo.
Lo que nos llama la atención es que a pocos días de la convocatoria del Presidente del Estado Plurinacional para “amarrarse los cinturones” -ante el cuadro de la baja en los precios internacionales de materias primas y su consecuente impacto en la economía boliviana, pues no olvidemos que tenemos un modelo económico extractivista, es decir que extraemos de la naturaleza ciertos productos naturales que se coloca en el mercado exterior, y que es el verdadero “colonialismo”, pues desde la colonia estamos extrayendo recursos naturales para venderlos y vivir de ellos-, sea precisamente el ministro encargado de la administración de la economía, quien afirme que la mejor inversión es gastar en eventos como el que mencionamos, pagando pasajes, viáticos y seguramente honorarios, a extranjeros que nos hablarán de temas que no tienen en absoluto actualidad en la realidad del mundo.
Estos marxólogos pareciera que ignoran que el marxismo que ha dado origen al socialismo comunista, se vino abajo como sistema conjuntamente con el muro de Berlín, hace ya más de dos décadas y hoy está en el escaparate de los “malos recuerdos” de la historia, pues su puesta en práctica significó la muerte por violencia o de hambre, de millones de individuos en la ex URSS, Asia, África y todo el mundo, así como el sufrimiento por décadas de pueblos enteros, como el de nuestra querida Cuba, que hoy se abre en alguna medida a la economía de libre mercado.
En la década de los años 70 del pasado siglo, las universidades, los sindicatos y la política estuvieron influenciados por el socialismo marxista, con nulos resultados, y casi todos los activistas de esta vieja ideología acabaron en los partidos democráticos liberales.
En el gobierno del régimen populista al socialismo, el Vicepresidente del Estado Plurinacional también organizó varios eventos con marxólogos invitados, y periódicamente se traslada a grupos de indígenas del mundo, a nuestro país, para justificar el “liderazgo” mundial del presidente candidato de nuestro Estado, por supuesto que todo siempre a costa de los recursos públicos que son de todos.
Existen tres modelos económicos: El capitalismo con su sistema político y social, el liberalismo; el socialismo de corte marxista, con su sistema político de la dictadura del proletariado, y el de economía mixta o nacional revolucionario, como lo bautizaron Paul A. Baran y Oscar Lange, destacados economistas europeos. Este último modelo fue puesto en práctica por la Revolución Nacional y perduró hasta 1985, y todavía quedan algunas variables en vigencia, y es considerado el modelo más adecuado para los países en desarrollo y aun desarrollados de este tiempo y el porvenir.
Creemos que se debe corregir drásticamente la administración de los recursos públicos de nuestro país, ajustándolos a la nueva situación económica mundial, de la que no podemos sustraernos y menos con declaraciones de un blindaje que no es tal, volcando los recursos que todavía quedan, en los sectores productivos de la economía que generen ocupación y sean sostenibles, dejando los gastos superfluos de construir palacios para el presidente y vicepresidente, teleféricos de costo millonario que en algún caso agreden el ornato de la sede de gobierno; los permanentes viajes con todo motivo de los personeros de gobierno y en especial del presidente y vicepresidente; la compra de automóviles que en este gobierno llegarían a cerca de dos mil unidades; la disminución de empleados públicos, que doblaron en número en relación con los gobiernos anteriores al actual régimen, debiendo convocarse a los más calificados profesionales que todavía quedan en el país; direccionar las inversiones a sectores de buena rentabilidad y no crear empresas públicas que acaban siendo “elefantes blancos”, por sus altos costos de instalación y ningún rendimiento, como el caso de varias empresas públicas deficitarias, o fundidoras de minerales que no tienen insumos suficientes en los minerales a ser tratados, y un largo etc. Estas recomendaciones a “vuelo de pluma”, no las harán los marxólogos, que seguramente deben recordar lo dicho por Marx: “Yo no soy marxista”.
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