La noticia de perfil
En las vísperas de la efeméride de Cochabamba me propuse escribir una crónica referente a la inteligencia de los cochabambinos, pero el hombre propone, Dios dispone y viene una cholita cochabambina y todo lo descompone, como bien dice un proverbio valluno.
En efecto, al amanecer de este día radiante recibí la visita de mi comadre Macacha, quien me apartó de mi máquina de escribir para comunicarme que ella es una descendiente directa de una de las Heroínas de la Coronilla, quien le había encargado emprender la patriótica defensa de Bolivia ante los intentos de convertirla en un Estado Plurinacional y Folclórico gobernado por un monarca, quien ascendió al trono en hombros de socialistas, comunistas y oportunistas.
Como su declaración me pareció muy contundente y hasta subversiva, le sugerí algo de moderación, pero la audaz cochalita me dijo no sentir miedo alguno, pues se hallaba convencida de que sólo el valor y la inteligencia de los cochalas podrían evitar mayores desastres a nuestra nación, donde sus hijos hablan en lengua lugareña, como sucede en muchos países del mundo.
En esta histórica jornada que inflamó de patriotismo a la cholita valluna, ella había programado izar la bandera cochabambina en un mástil plantado en mi jardín y fue grande su desilusión al decirle yo que no tenía bandera de su glorioso departamento, por lo cual izamos una banderita blanca, colocando en la puerta de mi casa un letrero que decía “Chicha buena”, para testimoniar ante la vecindad mis ancestros cochalas y el lugar de nacimiento de la cholita que me acompaña todos los días y a la cual algunos maliciosos vecinos dicen al pasar “ahí va la chola cochala de don Paulo…”.
Después de izar la bandera, cantamos el himno a Cochabamba y los versos que dicen: “Brilla el sol de septiembre radiante…”, se escucharon en La Paz y llegaron hasta Quillacollo, pasando por la ciudad misma, donde abrazaron a ilustres cochabambinos como mis recordados amigos Feny Canelas y el Negro Guardia y el Loco Zavalaga y a Raulito Goriostiaga, quien me enseño a bailar “La Morenada”.
Mi ágil e inteligente reportera, la cholita Macacha, también les envía su “saludo revolucionario” que consiste en levantar el puño derecho bien cerrado mientras el dedo pulgar se mete burlón entre dos dedos vecinos.
Al concluir nuestra fiesta cívica abracé a Macacha y la felicité por sus convicciones patrióticas, ¡Viva Cochabamba mayllapipis!
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