24 de septiembre de 1810
Desde 1809 el Alto Perú dio inició a una larga marcha hacia la independencia. El pueblo cruceño también se adhirió a las corrientes libertarias que comenzaban a propagarse por el continente americano.
La población cruceña en todos sus estamentos no podía estar al margen de esta sagrada causa y acudió masivamente al Cabildo Abierto del 24 de septiembre de 1810 apoyando la causa libertaria. Escasamente a los 10 días de la revolución de Cochabamba, el 24 de septiembre, en la entonces lejana tierra de Santa Cruz de la Sierra, se produjo otro movimiento revolucionario siguiendo las consignas del comisionado chuquisaqueño Juan Manuel Lemoine aprovechando la efervescencia que se vivía por las alentadoras noticias de la revolución bonaerense.
Por entonces gobernaba las provincia el subdelegado español Pedro José Pi-mentel, los instigadores a la rebelión, Eustaquio Moldes, Antonio Seoane, y Le-moine, con el fingido pretexto de guardar fidelidad y los intereses del rey Fernando VII, intentaron, aunque sin conseguirlo, atraer a la causa a varios realistas influ-yentes, como el Cnl. José Miguel Becerra, comandante de una guarnición en el partido de Cordillera, y el mismo gober-nador; pero el Cnl. Antonio Suárez –segundo jefe de aquella guarnición– se plegó con entusiasmo a la causa libertaria, habiéndose resuelto que estallara la revolución para la fecha indicada.
Suárez tomó bajo su responsabilidad la ejecución del plan: el 24 de septiembre de 1810 se presentó con un piquete de soldados y, previa notificación del reconocimiento de la nueva dirección de la Colonia, y apoyando las peticiones del pueblo reunido en una Cabildo destituyó del cargo al Subdelegado español Pedro José Pimentel (cuadro de arriba) y se instauró en su lugar una Junta de Gobierno encabezada por el Cnl. Antonio Suárez, el Dr. Antonio Vicente Seoane y el cura José Andrés Salvatierra, Eustaquio Moldes y Manuel Lemoine.
Sin embargo, la alegría duró poco ya que la corona española en 1811 retomó el control de la Gobernación de Santa Cruz de la Sierra, el comandante Becerra reprimió sangrientamente a la población. En 1813 las fuerzas del Gral. Belgrano lograron retomar la ciudad nombrando como gobernador al porteño Ignacio Warnes, en cambio Becerra huyó del lu-gar y Landívar otro jefe realista murió ejecutado por los patriotas.
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