Vergüenza chilena

La demanda boliviana provoca molestia en Chile porque pone a ese país en evidencia de que, si no fuera por el cobre que encontró en el territorio usurpado, sería un país sin razón de existir.

PETRÓLEO ORO ESTAÑO Según la consultora en energía Wood Mackenzie, la industria hidrocarburifera ha reducido sus gastos en nuevas inversiones entre 20 y 30%. En lo que va del año se han reducido US$ 220.000 millones en inversiones en el sector a nivel mundial. La caída a nivel mundial llegará a US$ 1,5 millones de millones hasta 2025. En este panorama Bolivia está buscando inversionistas porque dos de los tres megacampos están entrando en declinación. El precio del oro logró su alza más fuerte del último mes durante la jornada del jueves debido a un colapso en los precios de las empresas que cotizan en las bolsas internacionales. Los precios de las acciones se recuperaron a lo largo del día pero el precio del oro se mantuvo fortalecido con los inversionistas que buscan la seguridad del metal precioso. La incertidumbre sobre la estabilidad económica de China y los países desarrollados contribuyen a la recuperación. El precio del estaño sigue bajo pero las empresas más eficientes siguen aumentando la producción. Mientras en Bolivia se consideran despidos y cierres, en Inglaterra, gracias a nuevas técnicas de extracción, Drakelands Mining abrió esta semana la primera mina metálica (estaño y tungsteno) de ese país en 45 años y en Tasmania, Stellar Resources Limited anunció una reducción en su costo de operación del 12,9% y mejoras en la recuperación de mineral, que le da mayor rentabilidad.

Han pasado 136 años desde la invasión chilena del territorio costero boliviano y las exportaciones de ese país siguen dependiendo en 67% de los ingresos de generados por el cobre de las minas de Atacama. Casi como Venezuela depende del petróleo, Chile depende del cobre.

Es decir que, sin ese territorio, la economía chilena sería reducida a un tercio de lo que es ahora: un poco de vino y el turismo de Viña del Mar. Eso sería todo.

Por eso es que les molesta la demanda boliviana: muestra al mundo que aquí hubo un robo y que ese robo es lo que mantiene a Chile.

Por supuesto que un eventual fallo a favor de Bolivia, en cualquier escenario, no ha de exigir la devolución de toda la provincia del Litoral: las minas de cobre seguirán siendo chilenas.

Pero el disgusto chileno es que la demanda boliviana recuerda al mundo entero que el “cobre chileno” es, en realidad, boliviano. Eso le dije ayer a un periodista de La Segunda que me entrevistó sobre el fallo.

Eso de que no quieren dar a Bolivia una salida al mar ni siquiera un milímetro es una consecuencia vergonzosa de lo otro. Si fueran honestos admitirían que todo lo podrían devolver, todo, menos las minas de cobre, porque sin ellas no viven. Entonces, envuelven el tema con argumentos patrióticos, cuando, en realidad, para ser sinceros, se trata solamente de un tema económico. Nada más. Por eso lo incluimos en esta página.

Lo que dicen ahora los expertos chilenos, como el abogado Samuel Fernández, es que el fallo de la CIJ es una prueba de que las cosas cambian, incluso en estas materias: “Las razones de fondo están en que el Derecho Internacional, como todo derecho, ha evolucionado. Ya no es el de las normas rígidas, inmutables para lo acordado y que amparan las decisiones de los países que deben cumplirse. Ahora hay nuevos elementos que procuran un interés general de la comunidad internacional por sobre el exclusivo de cada Estado”.

También le dije al periodista chileno que el fallo de ayer ayuda a un gobierno boliviano que se empeña en privilegiar la economía ilegal. Pero eso es un tema diferente.

Es diferente, sobre todo, porque tiene que ver con un tema del que los “expertos”, los “economistas”, no quieren hablar. Es que, dicen ellos, “no hay estadísticas”.

Una economía que provoca exportaciones equivalentes a 50% de las exportaciones “legales” y que son responsables de lo que se llama el “blindaje” pecaminoso.

Esa es la vergüenza boliviana.

En el mes de Santa Cruz, el gobierno anuncia que serán construidas nuevas plantas termoeléctricas para que el país se autoabastezca de electricidad, e incluso pueda exportarla.	Pero la producción del gas, necesario para las plantas termoeléctricas, está disminuyendo a un ritmo preocupante y los “descubrimientos” políticos no pueden compensar ese déficit.