Ramón Claure Calvi
El 15 de marzo del año en curso se cumplieron 19 años del proceso “capitalizador” de los ferrocarriles. El Comité Impulsor del F.C. Aiquile-Santa Cruz fue fundado el 7 de octubre de 1997, con el propósito, primero: señalar con fundamentos técnicos y económicos los triviales argumentos utilizados para justificar la traidora enajenación de los ferrocarriles, nada menos a manos chilenas; segundo, ponderar y defender el rol logístico, económico y geopolítico que cumple en Bolivia nuestro sistema ferroviario.
Durante 18 años cumplimos a cabalidad dichos objetivos, remitimos a Palacio de Gobierno más de 60 notas conteniendo sugerencias y parámetros para recuperar y recomponer nuestros ferrocarriles. Bolivianas y bolivianos, al margen de ideologías políticas, debiéramos compulsar el hecho de que Chile está poniendo en práctica su teoría geopolítica de impedir el avance socioeconómico de Bolivia al destruir, con premeditación, 1.137 Km, es decir 50% de la longitud vial de la Red Andina.
Al concluir la vigencia de sus contratos, año 2036, todo indicio ferroviario en el occidente habrá desaparecido. Vulneró los referidos contratos de Concesión y Licencia que, entre otros dislates y cinismo, determinan: modernización y expansión de los servicios públicos ferroviarios. Debemos también admitir que el tema ferroviario, no es un tema político coyuntural de izquierda o derecha, es esencialmente geopolítico por nuestra ubicación geográfica y porque somos el paso forzoso entre el Atlántico y el Pacífico.
Por última vez destaco dos hechos insólitos: Ramón Quintana, ministro de la Presidencia del Estado Plurinacional, probablemente con el consentimiento del primer mandatario Evo Morales, el 11 de abril de 2007, a horas 10:30 a.m., me buscó y sorprendió en mi domicilio, acompañado de su Jefa de Gabinete y la señora Katia Gumucio, Delegada Presidencial para Cochabamba. Pasada la sorpresa, el ministro Quintana me manifestó que me buscaba para hacerme saber su acuerdo con mi sugerencia de conformar una Comisión Técnica, con mi participación personal, obviamente me sentí halagado.
La Comisión debía elaborar una agenda para restituir a la soberanía nacional los ferrocarriles y señalar pautas para su recomposición. Como segundo acápite, definir la conclusión del Corredor Ferroviario Transcontinental Central con la participación de probables inversores extranjeros. Como conclusión, el ministro Quintana instruyó con claridad a su Jefa de Gabinete, se me convoque a su despacho para el 18 de abril de 2007, oportunidad en la que se conformaría la Comisión Técnica. Esa convocatoria jamás se cumplió, al extremo de negarme una comunicación telefónica para saber el porqué de semejante sarcasmo.
Otro hecho: al cabo de un año y dos meses de la reunión con Quintana, el 11 de junio de 2008, con el auspicio del gobernador de Cochabamba, Dr. Novilllo, al amanecer del indicado día, el presidente Morales me recibió en la casa presidencial por escasos minutos. Le expuse la importancia económica y estratégica del ferrocarril y el fracaso de la capitalización. Por toda respuesta, el presidente Morales me contestó: “Me han dicho que los ferrocarriles por el ancho de la vía -trocha- perdieron su importancia, sobre todo el Aiquile –Santa Cruz”. Por lo avanzado de la hora, 2:30 de la madrugada y porque era insulso insistir, agradecí su benevolencia y me retiré.
A 8 años de este relato, el Corredor Ferroviario Transcontinental Central: Santos-Arica, tergiversado en sus objetivos geopolíticos por países vecinos, ha dejado de motivar discursos demagógicos del oficialismo y la indiferencia o ignorancia de los opositores. Entre tanto, Chile cumplió otro de sus objetivos: confirmar la eliminación del ferrocarril en el Occidente del país; vulneró el Tratado de 1904, para lo que elaboró el texto denominado “Declaración de la Paz”, documento oficial rubricado el 16 de diciembre de 2007 por Evo Morales, Inácio Lula da Silva y la señora Michelle Bachelet, con el objetivo de suprimir la Red Andina Ferroviaria, conservar la Red Oriental para su posterior extensión a los cuatro puntos cardinales de la región.
Chile hizo lo que tenía que hacer con los ferrocarriles, el pretexto de la capitalización y para colmo, en concordancia con la “Declaración”, la estación del ferrocarril en la ciudad de La Paz pasó al servicio del teleférico, por tanto la Ciudad maravilla, La Paz, no dispondrá ahora ni nunca de una terminal ferroviaria como la que tenía, aun suponiendo que podría diseñarse una nueva estructura ferroviaria para los departamentos del Occidente.
Para terminar: un puerto soberano en el Pacífico, como resultado de la demanda marítima, si no está integrado a un ferrocarril moderno, a nivel internacional, no cumplirá objetivos comerciales y económicos sustentables.
Comité Impulsor F.C. Aiquile-Santa Cruz
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