Necesidad de reforma amplia de la Constitución

La propuesta de reformar la Constitución Política del Estado fue recibida por la ciudadanía con signos de satisfacción y hasta regocijo. Sin embargo, esa satisfacción se redujo en forma notable, pues los proponentes de la medida se limitaron a indicar que la reforma se reduciría solo al artículo relacionado con la reelección presidencial y no a otras disposiciones que se han constituido en grandes frenos para el desarrollo económico, cultural y político del país.

El hecho de que los proponentes de la reforma constitucional se refieran a un solo artículo, vino a mostrar que lo que se trata de eternizar no es solamente en el gobierno a un individuo, sino prolongar la existencia de forma indefinida de un sistema económico-político que, en su esencia, no está de acuerdo con las leyes del progreso social.

El interés de la población boliviana radica en que lo que hay que cambiar en la Constitución es la orientación histórica general que conduce a la derecha y así darle, en cambio, un contenido progresista, y no solo reducirse a hacerle retoques formales que llevan al país hacia un régimen obsoleto, superado por el desarrollo social y que, finalmente, marcha contra la dirección de las manecillas del reloj de la historia.

De ahí que la sugerencia abstracta de reformar la Carta constitucional no es suficiente y lo que habría que hacer es hacer proposiciones concretas, que es lo único que tendría valor en las actuales circunstancias que vive el país. En forma clara, lo que sería necesario es que la Carta constitucional oriente al país hacia el futuro y no hacia el pasado.

Toda Carta constitucional tiene aspectos de fondo y de forma. En ese sentido, la actual Constitución en vigencia si bien en su forma -en abierta contradicción- tiene aspectos de avanzada; en su fondo mira al pasado y mantiene grandes saldos del feudalismo y el coloniaje. Es, como dice el refrán popular, de apariencia engañosa y mantiene principios esenciales que perjudican al progreso del país, aspecto que hay que modificar para que en forma efectiva deje atrás los grandes saldos del pasado e ingrese en el camino del progreso nacional y democrático moderno.

En ese sentido, la sugerencia de reformar la Carta magna no debe limitarse a cambiar un solo artículo sin mayor importancia, sino a cambiar otros artículos, sustanciales, de verdadera importancia, vale decir que hacen referencia a la orientación histórica que debe tener el país. De nada valdría reformar un solo artículo para que Bolivia siga retrocediendo al pasado. En esa forma, superando puntos de vista populistas, se debe aprovechar la oportunidad planteada por diversas instituciones sociales, para ir a la reforma a fondo de la Constitución.

El pueblo demanda una Constitución que mire al futuro y no al pasado; y no una Constitución mezquina que con apariencias de izquierda, marche a la derecha. Necesita una Carta Magna que oriente al país hacia el futuro y no al pasado. De ahí no solo la urgencia sino la necesidad de ir a una apertura hacia una reforma en el más amplio sentido de la palabra, de proceder a la más urgente reforma de forma y fondo de la ley de leyes.