Frente a la iniquidad
El famoso poeta nicaragüense Rubén Darío (1867-1916) escribió: “…cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer”. Aquí en La Paz y sin ser un poeta diríamos: “…cuando veo los parques de la plaza Villarroel y la plaza San Martín, sí que dan ganas de llorar; y llorar hasta quedar sin lágrimas”.
Valga la comparación para expresar un sentimiento de pesar después de observar el estado en que quedaron los mencionados espacios verdes de Miraflores: árboles talados, flores arrancadas, césped desaparecido, gran monumento retirado y de yapa, una tosca barrera de calaminas pintarrajeadas como cerco.
Frente a ese desolador panorama, difícil es encontrar palabras para expresar la indignación que causa la destrucción de dos espacios libres en una apacible zona residencial como es la de Miraflores.
¿A quién se le ocurrió semejante idea para afear una amplia avenida magníficamente diseñada por un arquitecto urbanista como fue Emilio Villanueva?, ¿no se podía buscar otros sitios adecuados que no atenten contra la estética urbanística y mejor si el transporte beneficiaba a Villa Copacabana, San Antonio y Pampahasi?
“FIEBRE DE TELEFÉRICOS”
Si en La Paz continúa esta “fiebre de teleféricos”, ojalá que a sus “cráneos” impulsores no se les ocurra construir otros que se originen en la plaza Murillo para transportar pasajeros al estadio “Siles”, al Estado Mayor o también a la zona de Següencoma para tener contactos rápidos con cuarteles militares y policiales. ¡La Providencia no lo permita!
RECLAMOS
En los comienzos de esos trabajos depredadores realizados en las plazas Villarroel y San Martín, pensamos (ingenuamente) que las instituciones paceñistas echarían el grito al cielo. Imaginábamos también que la Carrera de Arquitectura de la UMSA y la institución colegiada de los arquitectos harían lo propio. Esto último porque el arquitecto Emilio Villanueva (1884-1970) fue el diseñador de la zona de Miraflores, del edificio central de la UMSA, alcaldía, actual vicepresidencia, hospital general, antiguo estadio “Siles” y fue también fundador y primer Decano de la Facultad de Arquitectura. Pero, parece que los futuros arquitectos sólo se movilizan bulliciosamente para exigir aumentos en su presupuesto.
¡PIEDAD PARA LA PAZ!
Con residencia lejos de la ciudad del Illimani, no conocemos planes futuros de los actuales “cráneos” y autores de semejantes construcciones antiestéticas que privan cada vez más a los paceños, de disponer espacios de sana recreación.
La imposibilidad de protestar públicamente por medio de movilizaciones multitudinarias y violentas como ahora está de moda, sólo nos permite decir: ¡Basta, basta, piedad para la ciudad de La Paz!
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