Cápsula de Dolce & Gabbana

La moda rindió un ingenioso y jovial homenaje al país de la pasta y de la pizza. El encanto de Italia impregnó cada uno de las graciosas creaciones de Dolce & Gabbana, en el que cada modelo representó una ciudad italiana. Estas desfilaron a la par que se sacaban selfies con sus propios dispositivos, como si se tratara de verdaderas.

Ya desde un primer momento se pudo palpar el sentimiento y la raza del país de la bota. La modelo Maja Salamon inauguraba el desfile con un vestido amarillo que rezaba ‘Italia is love’ es su parte delantera. Algunas de las atracciones turísticas con más éxito de Italia como las góndolas venecianas o la catedral de Santa Maria di Fiore también se encontraban cosidas a las telas, dando lugar trajes coloridos con gran vitalidad para personas atrevidas a la hora de vestir. Por supuesto, el coliseo romano en el corpiño de un vestido o la Torre de Pisa en el lateral de uno de los vestidos a rayas no faltaron a la cita con el país de origen de los diseñadores.

UN ESTAMPADO DETRÁS DE OTRO

¿Y cuáles fueron los must que nos propusieron el dúo de modistos para el próximo verano? Caftanes y pijamas de seda, trajes de chaqueta, kimonos y faldas con estampados de mosaicos marroquíes, motivos florales, borlas y grabados asiáticos. Una mezcla explosiva que dio lugar a la coronación de este desfile como uno de los más coloridos y vivos de la Semana de la Moda de Milán.

En lo que se refiere a complementos, siempre imprescindibles para completar cualquier look, la propuesta de los creadores italianos fue de mini bolsos que también contaron con numerosos detalles e ilustraciones. Atrajeron la atención de los presentes especialmente los bolsos de mimbre, muy apropiados para completar un outfit playero en las noches de verano. Gafas oversize acabadas en punta, zapatos con millones de coloridas borlas con tacones no muy exagerados y cascos diseñados con la colaboración de la firmaFrends también formaron parte de la nueva colección.