El Mutún abandonado

Ahora que se está dando la película sobre Boquerón, ese fortín abandonado, “sin refuerzos ni comando”, como dice la cueca-denuncia, se da el caso del Mutún, un proyecto abandonado por el gobierno del MAS.

PETRÓLEO ORO ESTAÑO El precio del petróleo se ha estado recuperando levemente gracias a nuevas cifras alentadoras que llegan de la china. Un índice industrial marco un alza de 0,1 puntos ayer lo que resulto en optimismo. El conflicto en Siria y la amenaza de un huracán en la costa este de EEUU también han contribuido a la recuperación en el precio. La semana pasada la extracción en pozos en EEUU cayó en 0,4%; la publicación de la cifra también afecto al precio internacional. Los precios de los metales preciosos, oro, platino y plata tuvieron caídas en el tercer trimestre del año y algunos analistas creen que seguirán a la baja en lo que queda del año. El precio de los tres metales cayó en promedio en 7,67% en el tercer trimestre con lo que la caída de todo el año llega a 14%. El promedio combinado perdió 8,10% de su precio en 2014. Aún así los tres metales son atractivo; las materias primas en general cayeron 9.26% en el tercer trimestre. Indonesia, el principal exportador de estaño del mundo ha implementado nuevas regulaciones para que se respeten factores ambientales laborales e industriales. Regulaciones implementadas en agosto frenaron las exportaciones por completo durante todo el mes. A medida que más empresas cumplen con los requisitos se les autorizará la exportación aseguran las autoridades. Esto afecta negativamente al precio que ya cayó 21% en 2015.

El gobierno se ha propuesto afirmar que la Jindal Steel & Power se fue porque vino sólo a especular, pero la verdad es que se fue porque no había gas natural para la siderurgia.

“Sin energía no hay siderurgia” fue el último mensaje del gerente de Jindal, denunciando la verdad: que el gobierno boliviano quería garantizar la dotación suficiente de gas natural para que el proyecto saliera adelante.

Lo que dice el gobierno es que la Jindal firmó el contrato sólo para que suban sus acciones en la bolsa, y nunca quiso hacer siderurgia en Bolivia.

Lo cierto es que la empresa hindú pidió que se le dotara de 10 millones m3/d de gas, o por lo menos 6 millones, pero el Gobierno boliviano no deseaba hacer ese compromiso, porque no había (ni hay ahora) el gas necesario.

En ese momento, hace tres años, el equilibrio entre producción y demanda de gas era muy delicado, como ahora, porque las exportaciones sumaban 53 millones m3/d y el consumo interno los restantes 10 millones.

Y la empresa tuvo que irse. En el exterior inició un juicio para pedir que el Estado boliviano le compense por todo el tiempo y el dinero perdido.

Luego, el gobierno del MAS anunció que Comibol se haría cargo de la Empresa Siderúrgica Mutún, para que produzca mineral de hierro, porque no había el gas necesario para una fundición. El gas debía ser exportado para que el presidente Morales siga haciendo de Papa Noel con ese dinero.

La forma más sencilla de demostrar que la Jindal no se fue por falta de gas era que ESM instalara la fundición.

Sin embargo, los 92 obreros de la ESM acaban de ser despedido por el “gobierno del cambio” porque, dice, no es posible mantener empresas estatales deficitarias.

Si esta ley fuera de aplicación estricta, habrá que cerrar Televisión Boliviana, todos los canales paraestatales, Radio Patria Nueva, Huanuni, Vinto, Colquiri, Papelbol, Cartonbol, TAM, etc.

Nadie ha pensado que la siderurgia es una “industria de industrias”, y que debería ser considerada de interés estratégico para el Estado boliviano. Las importaciones de hierro y acero suman 2.000 millones de dólares y, a pesar de eso se sigue postergando el lanzamiento de la industria.

Hacen falta gobiernos que piensen a largo plazo y no gobiernos que sólo saben mirar sus propios ombligos, además de las elecciones o referendos que vienen.

El artículo 312 de la constitución política del Estado dice: parágrafo “1: No se permitirá la acumulación privada de poder económico en grado tal que ponga en peligro la soberanía económica del Estado.”	La empresa del venezolano-paraguayo Carlos Gil acaba de comprar la Ferroviaria Andina, con lo que es propietario de todos los ferrocarriles bolivianos, además de plantas oleaginosas y medios de comunicación de dudosa credibilidad.