La resolución del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya reconociendo que tiene atribución para considerar el caso boliviano sobre el problema marítimo, ha despertado reacciones de toda clase en Chile, reacciones que, prácticamente, han ocasionado posiciones radicales del gobierno chileno que cumple, casi sistemáticamente, las decisiones de sus fuerzas armadas sobre los derechos de Bolivia, casi como un reflejo conciencial que las auto-condena por la invasión producida a Antofagasta el 14 de febrero de 1879 y la declaración de guerra a Bolivia y al Perú que al apropiarse, por la fuerza, de rico territorio boliviano le ha significado réditos increíbles y sin los cuales Chile no habría logrado el desarrollo y el sitial que tiene en el campo económico mundial.
Una de esas reacciones se muestra en la entrevista que sostuvo el ex–Presidente boliviano en el programa “El Informante” de la Televisión Nacional de Chile, que trató de mostrar alguna contundencia de los argumentos chilenos contra los derechos bolivianos; una entrevista dirigida, manejada muy cáusticamente, que trató de causarle una derrota mediática a Carlos Mesa; pero, la realidad de los hechos mostró no solamente las razones que tuvo la CIJ de La Haya y, de algún modo, los derechos bolivianos, mostrados clara, contundente y terminantemente por el ex– Presidente boliviano que, una vez más, hizo honor a su gran condición de historiador, escritor, periodista y orador, condiciones que le permitieron desarticular totalmente y responder serena y claramente las preguntas y argumentos del entrevistador.
Carlos Mesa Gisbert no sólo mostró su capacidad para entender y mostrar las razones que determinaron la unidad de todos los bolivianos en torno a nuestra demanda sobre derecho al mar, sino, muy especialmente, demostró que cuando se trata de este magno problema, la unidad de los bolivianos es total, no hay argumentos ni razonamientos ideológicos o de otra índole y que fueron comprendidos, analizados, sopesados y tomados en cuenta por los ex–presidentes de la República que se han sentido consubstanciados con el pueblo y el gobierno de la nación en torno al derecho que nos asiste de reclamar ante la comunidad internacional y ante organismos de derecho internacional.
Las respuestas de Mesa, con argumentos irrebatibles, han mostrado su amplio conocimiento de la historia; han tenido la virtud de mostrar, en el círculo de público entre los que estaban el ex–Secretario de la OEA Insulsa y el ex–canciller Errazuriz que -vistos en la pantalla- mostraban rostros en los que claramente había admiración y contrariedad que les causaba los argumentos de Carlos Mesa. Por supuesto, ambos, luego de la entrevista, mostraron similares posiciones de ser contrarios a Bolivia, pero sin refutar casi nada los argumentos explicados por el ex-presidente boliviano.
Carlos Mesa, pues, resulta, como en el pasado, un portavoz digno, sincero, honesto y responsable de los derechos bolivianos. Sus explicaciones fueron claras y categóricas sin vacilación alguna; manejó fechas y situaciones en que Chile reconoció, a través de setenta años, su disposición para tratar, ver, analizar y resolver una salida al Pacífico con soberanía en el caso boliviano. El entrevistador, hábil en el interrogatorio, a momentos se mostró dudoso y ello parece que lo obligó a comportarse cáustica y duramente al intercalar temas que no correspondían, o preguntar, por ejemplo, “cómo Bolivia ha logrado la posición que tiene en lo político, económico y social sin tener acceso al Pacífico”, Carlos Mesa respondió que jamás se dijo que la pobreza o el subdesarrollo boliviano se debían a la falta de mar sino que el mar ha sido y es factor complementario e importante para alcanzar mejores situaciones en desarrollo y progreso.
Se trató, en la entrevista, de minimizar el caso del mar, se intentó mostrar fallas en la política boliviana o en sus problemas internos; pero, con gran habilidad, Carlos Mesa puso todo en su lugar y mostró claramente que él no está en la TV chilena para tratar o considerar asuntos internos de Bolivia sino para explicar su criterio y posición que es el de todo el país, sobre la resolución del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya y lo que corresponderá hacer luego de que ese tribunal haya considerado el caso boliviano y que, en su momento, será tratado por Chile y por Bolivia. De todos modos, dijo, que los fallos del Tribunal de La Haya son de carácter vinculante y sea cuales fueren los resultados finales, Bolivia los acatará y respetará así sean contrarios, que luego, al no renunciar a sus derechos, planteará o tratará el caso ante otras instancias, pero, sobre todo, hará uso del diálogo.
Hay que decirlo, sin reticencia alguna, que el ex-presidente Carlos Mesa Gisbert no sólo hizo honor al país sino a su condición de historiador, escritor, periodista y hábil orador y de todo ello hemos sentido orgullo y satisfacción todos los bolivianos, incluido el gobierno que se mostró satisfecho por el papel desempeñado. Podría decirse, sin temor a equívoco alguno, que para el gobierno y políticos chilenos, las respuestas fueron claras, respetuosas y dignas de ser calificadas como excelentes.
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