Juan Bautista Del C. Pabón Montiel
El mar es portador de las edades de la tierra y mensajero de la vida. ¿La vida nació en los mares? El mar que baña las heredades, que arroba en el corazón los puertos de los pueblos, allá donde los navegantes y marineros desembarcan para sumirse y unir amores para perpetuar el misterio de la vida y el mestizaje.
El mar sagrado, en el que navegó el Amnistiador y “ordenó calmar la tempestad y las olas”, como atestigua el Santo Evangelio. El mar rodea la tierra, la besa y acaricia; rompe las rocas, toca las puertas de la espuma y llama a los gigantes cetáceos para mostrarles el nido semilla de los tiempos.
Esa es la herida infligida por el Caín de turno a la hija predilecta del Libertador: encerrándola entre cordilleras y tierras infinitas. Un siglo no bastó para que la canalla entienda que nacimos con títulos de propiedad de una costa inmensa; con Chuquicamata y su interminable cobre, que mantiene al Ejército más fuerte de América del Sur. El mar y Chuquicamata son testigos del enclaustramiento inhumano contra un pueblo altivo y soberano.
Sí tenemos derecho sagrado, títulos de propiedad sobre los puertos cautivos, ¡nacimos con mar! Esa es la victoria de la razón y el derecho; ni una sola cabeza se levantará, ni nunca se levantó sobre nuestros títulos, hoy ratificados por la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Muchos lloramos cuando supimos del fallo; nuestro pueblo niño secó sus lágrimas con el pañuelo de la historia y la verdad: ¡nacimos con mar! Señores, estamos madurando, no toda la vida se impondrá la arbitrariedad, menos la fuerza; “¡nadie es impunemente poderoso!”.
Un momento de la historia estuvimos unidos y estaremos juntos: ¡el derecho nos ampara! La razón nos da la fuerza moral y espiritual de la verdad: ¡nacimos con mar!
Aquí no hay patrioterismo, menos fiesta; ganamos la primera batalla por el derecho y tenemos años para recorrer un largo trecho como nación, hasta conseguir volver a los puertos del mundo. Tenemos que caminar, no ya para probarles nuestra propiedad, sino para que se reúnan y con la alta diplomacia de la integración entiendan, de una vez, que no se puede tener preso y encadenado a un pueblo propietario de puertos como Tocopilla, Mejillones, Caracoles y Antofagasta, con otras riquezas con las que Chile da de comer por más de cien años a sus hijos.
Ahora el infundio murió para siempre con el pronunciamiento de una Corte Internacional.
Prosigamos: Primero fueron las costas sobre el Pacífico, luego desviaron el Lauca, y con el mismo río de curso internacional Chile baña el Valle de Azapa; calma la sed de Santiago y sus alrededores. Las aguas de manantiales del Silala, nacidas en Bolivia fueron arrebatadas por Chile. ¿No basta tanta riqueza para la voracidad araucana?
Final: el triunfo diplomático fue empañado por la aprobación de la reelección, por cuarta vez consecutiva, de don Evo Morales Aima, un golpe a la democracia interna, muy parecido al sangriento golpe militar del Cnl. Alberto Natusch Busch, que hirió de muerte el pronunciamiento de la OEA en 1979, que era a favor de Bolivia, derrocando a la presidenta Lidia Gueiler Tejada. La democracia interna también influye, porque se trata de derechos que son violentados por la angurria del poder.
Puerto Suárez - Santa Cruz, Bolivia.
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