A 25 años de su muerte
Este artículo no es una alabanza destinada a un gran literato, ni un escrito tratando de llamar la atención pública, no, este es un artículo de justicia que, obviamente, debería ser compartido por todo boliviano.
¿Por qué lo olvidamos?, no me lo explico, quizá fue algo inadvertido, podría ser, o quizá un descuido de aquellos que lo admirábamos.
Es posible que el silencio posterior a su muerte, y su forma de ser, alejado de toda vanagloria, hayan contribuido a su olvido.
Fernando Diez de Medina ha sido y es uno de los mayores exponentes literarios del Siglo XX; la literatura boliviana se ha enriquecido con su nombre, conocido en todo el mundo de habla hispana y reconocido en el resto del orbe por sus obras.
Hubo una oportunidad en que el Premio Nobel de Literatura parecía llegar a Bolivia, por Fernando Diez de Medina, no fue así, lamentablemente, pero pudo ser.
Las 84 obras escritas, 46 publicadas, y 38 inéditas, amén de comentarios, artículos de prensa, discursos y otros, hacen de Fernando Diez de Medina uno de los más prolíficos representantes de la literatura en el Siglo XX.
Lo atestiguan:
Su “Literatura boliviana”, una obra completa de historia y crítica, tres ediciones, quizá la mejor en su género, que abarca la literatura boliviana desde la colonia hasta nuestro días.
Su Hechicero del Ande, dio lugar a esa polémica con el gran Franz Tamayo, en Para Siempre y Para Nunca.
Nayjama, Mateo Montemayor, Pachacuti, El buscador de Dios, Copacawana, El Cóndor Blanco, el General del Pueblo, obra tan criticada, pero más incomprendida.
Enrique Ruiz, cineasta, en la producción de un documental sobre la vida del Gral. René Barrientos, invitó a Diez de Medina para enseñarle la primera exposición del citado documental. Lo llevó a una pequeña habitación, donde se expuso la película, dejándolo solo: minutos más tarde Ruiz se aproximó, mientras se desarrollaba el film, y escuchó los sollozos de Diez de Medina; la amistad pura y simple es la más grande de las virtudes. Este hecho ha sido publicado por Antonio Valdivia, en su libro: La vida de Enrique Ruiz, cineasta.
La Teogonia Andina, Ollantay el jefe Colla, Thunupa, Copacawana, constituyen la mejor descripción de los Andes, “Antis”, de su mitología, de su historia, del ancestro de la Patria, algo para guardar y precautelar.
Crítico, versátil, patriota como ninguno; su carta al Director de Life en español condenó las expresiones de una publicación firmada por John Masters, por la irreverente y desafortunada evocación de Bolívar y su tiempo.
Sus críticas a Charles W. Arnade, un historiador norteamericano autor de la “Dramática Insurgencia de Bolivia”, defendiendo el carácter del altoperuano, en sí la bolivianidad, son un ejemplo de patriotismo en todo orden.
Fernando Diez de Medina ha alcanzado llegar al pináculo como escritor, investigador, crítico y poeta; que el Siglo XX ha producido grandes pensadores y literatos, ni duda cabe, que Franz Tamayo ha sido el más grande de los pensadores bolivianos, no hay duda alguna, pero no nos olvidemos de Fernando Diez de Medina.
Diez de Medina es un representante nato de las letras bolivianas, su nombre está de hecho inscrito como uno de los mejores literatos, de Sud y Norte América, y Europa; en un artículo publicado en todo el continente planteó la posición sudamericana a Henry Wallace, con una sentencia: “Siéntate hombre del Norte y atiende al Sur.”
Fernando Diez de Medina obtuvo el gran Premio Nacional de Literatura, el 6 de Agosto de 1951, y la condecoración de Gran Oficial del Cóndor de los Andes, por sus servicios a la cultura nacional.
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