Preocupante la situación de un lugar
El mágico recorrido por las ruinas arqueologícas del lugar se ven opacadas por malas administraciones y recelo de los pobladores, además de otros factores
En las cercanías del lago Titicaca, en el altiplano, se encuentran las megalíticas ruinas del Tiwanaku, un sitio creado hace más de 3.000 años, cuyos misterios aún esperan ser descifrados por investigadores. Sin embargo este mágico lugar está "abandonado", coinciden turistas extranjeros y guías, quienes con tristeza ven cómo el Tiwanaku es víctima de una mala administración.
Hace un par de años, el organismo de la ONU criticó los problemas de gestión del principal sitio arqueológico de Bolivia, Posteriormente se realizaron conversaciones y negociaciones con la Alcaldía del lugar, cuyos resultados están en espera.
UN MÁGICO TOUR
El recorrido comenzó con el ingreso de los visitantes a la ruinas arqueológicas hasta ahora investigadas, compuestas por siete construcciones arquitectónicas: Kalasasaya, Templete Semisubterráneo, Pirámide de Akapana, Portada del Sol y Puma Punku. El alto nivel de su cultura se refleja en la cerámica, con retratos tridimensionales de rostros humanos en vasijas y sobre todo en las construcciones arquitectónicas, algunas de las cuales hoy forman parte de museos.
Según el guía de turismo Nirko Téllez, esta cultura se inició alrededor del 1500 a.C., y colapsó alrededor del año 1100 a 1200 d. C. Se conoce muy poco de la cultura y hay muchas discusiones sobre su influencia, ya que algunos científicos dicen que el Tiwanaku fue la cultura madre de las civilizaciones americanas, mientras que otros la consideran capital de un antiguo imperio megalítico.
Al ingreso a las ruinas los visitantes pueden observar una piedra, utilizada hace miles de años como un megáfono o parlante, que en la actualidad aún ecualiza la voz y amplia el sonido de la misma, este aparato era utilizado para las reuniones o asambleas.
A pocos pasos de encuentra la pirámide de Akapana, compuesta por siete peldaños, cuyo ascenso es complicado para los visitantes. Más triste fue la situación cuando los guías observan el mal manejo y preservación del lugar. Sobre todo cuando uno de los responsables, (habitante del lugar) con un megáfono advierte que está prohibido sentarse o tocar las piezas que están resguardadas por una cuerda azul, y a menos de un metro de distancia están sus familiares, en un picnic, sentados en las ruinas y ante la queja simplemente atina a enojarse y decir, "son personas del lugar, ellos sí pueden".
Esta situación no extrañó al guía quien afirma que durante sus 10 años recorriendo el lugar con miles de turistas, la situación es la misma "no ha cambiado nada y por el hecho que son pobladores del lugar creen que son dueños, lo malo es que ni siquiera se preocupan por preservar este tesoro que tenemos y más al contrario aportan a su destrucción –agregó– no quieren ayuda ellos quieren hacerse cargo de todo, al año este lugar recibe a más de 28.000 turistas extranjeros, de los cuales, el cincuenta por ciento del precio de su entrada debería ser destinados a las ruinas. Nadie sabe qué es lo que se hace con ese dinero".
Ante la consulta a los pobladores, molestos contestaron que debe ser el guía el que contesta las dudas, invitando a abandonar el lugar.
La molestia no impidió la continuación al recorrido y más cuando se llegó al templo rectangular de Kalasasaya, una edificación de grandes piedras y de dos hectáreas de extensión, con una construcción orientada para a la observación del movimiento de los astros.
Metros más allá se encuentra el Templete Semisubterráneo del Tiwanaku era una especie de hospital en el que se mostraban las enfermedades que aquejaban a los habitantes de la ciudad. Ahora lo que se cree es que se trata de una representación de todas las culturas que se fueron encontrando a lo largo de su historia, una especie de catálogo de "parientes". Por último la teoría impuesta por los documentales de Discovery y los extraterrestres; teoría de civilizaciones alienígenas en esta parte del mundo.
CONOCIENDO PIEZAS EMBLEMÁTICAS
La ruta continuó con la visita a La Puerta del Sol, una escultura monolítica en piedra andesita que en el pasado formó parte de otra estructura mayor, posiblemente ligada a Kalasasaya o Akapana. La Puerta del Sol tiene 3 metros de alto, 4 metros de ancho y aproximadamente pesa 10 toneladas.En su decoración sobresale la figura principal de un personaje en alto relieve denominado "Señor de los báculos".
El monolito Ponce es una escultura de un solo bloque de andesita que representa a un varón en posición vertical y cubierto por abundante iconografía en bajo relieve. Debe su nombre al arqueólogo boliviano Carlos Ponce Sanginés, quien lo desenterró y descubrió que el monolito tenía una cruz tallada en el hombro derecho, por lo cual se sabe que la escultura fue conocida por los colonizadores españoles en el siglo XVI, pero dejada en el olvido hasta su descubrimiento en 1964. En años pasados sirvió como blanco, pues militares realizaban pruebas de tiro, en Tiwanaku, marcas de balas forman parte de esta pieza arqueológica.
El monolito fraile es una escultura en arenisca veteada que representa a un personaje parado llevando un báculo y un k'ero, por esta razón se le denominó fraile.
La escultura tiene 3 metros de altura y el personaje destaca por poseer un vientre abultado, rostro rectangular, ojos cuadrados, una banda en la cabeza y un cinturón con cangrejos tallados, por esto último también se le denomina "dios del agua". Al igual que el monolito Ponce, también posee lágrimas.
El grado de degradación de la escultura es notorio, por lo que gran parte de su iconografía se encuentra en peligro debido al clima de la región.
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