La clase política chilena se ha fusionado en una sola fuerza antiboliviana, buscando, por todos los medios posibles, obstruir los una posible solución al centenario enclaustramiento, considerado, hoy como ayer, como un problema de carácter continental. Con esa actitud, derechistas e izquierdistas conspiran no sólo contra Bolivia sino contra la paz regional. Por medio están los resabios de una oligarquía que desde 1879 amasó cuantiosa fortuna, saqueando recursos naturales del Litoral boliviano. Éstos últimos representan a la derecha recalcitrante chilena.
Esa clase política ha cerrado filas para poner a Bolivia una zancadilla en sus legítimas pretensiones de recuperar la salida al Pacífico con soberanía. Asimismo trata de sembrar, en la opinión pública chilena, animadversión en contra de Bolivia, cuya demanda en La Haya seguirá su curso procesal, a partir de que la Corte Internacional de Justicia se declaró competente en el conflicto boliviano – chileno. Esta decisión causó, en parte, zozobra y fastidio entre quienes practican política a tiempo completo, en el país vecino.
La reacción de los políticos chilenos se dio como respuesta a las palabras proferidas por el mandatario boliviano en sentido de que durante el primer mandato de la señora Michelle Bachelet “se exploró la posibilidad de que Bolivia tenga acceso al mar” (EL DIARIO, 30/9/2015).
“Nunca hubo ofrecimientos de territorio con soberanía y que las negociaciones pasadas no tienen ninguna validez en este nuevo contexto, en el que se lleva adelante el juicio en la Corte Internacional de Justicia de La Haya”, argumentaron comunistas y no comunistas.
“La política de Estado de Chile va a ser defender su soberanía y, si sigue adelante esta demanda, se cumplirá con lo que corresponde, que es presentar la contramemoria”, agregaron (EL DIARIO, 30/9/2015).
Hasta hace poco los chilenos no daban importancia al asunto marítimo, pero desde que Bolivia apeló a La Haya, la causa boliviana está presente, inclusive en la sopa de los vecinos. “Para los chilenos, la demanda boliviana era problema secundario que no reclamaba atención urgente, contrariamente a la diplomacia boliviana que lo situaba en principal de sus objetivos. Había pues una asimetría conceptual entre la ansiedad de Bolivia por acceder al mar y la tibieza chilena para concederlo”, afirmó, en la década del 70, el diplomático boliviano Guillermo Gutiérrez Vea Murguía (“Guillermo Gutiérrez – Cinco retratos de un hombre-“, 1984, pág. 151).
No debemos sentirnos ofendidos por lo que hicieron los políticos chilenos, porque las nuevas generaciones de Bolivia continuarán enarbolando la sagrada bandera de reivindicación marítima… En este marco debemos estar siempre agradecidos con quienes nos han acompañado, y nos acompañaran aún, en la histórica cruzada, cuyo objetivo central es lograr la recuperación de nuestra cualidad marítima.
Y en acápite especial honremos la memoria de algunos chilenos que gozan de la gloria de Dios, en mérito a que se pronunciaron a favor de la causa marítima boliviana, conscientes del desastre histórico que significó la invasión de 1879. Los documentos que suscribieron respaldan la demanda marítima boliviana que hoy radica en La Haya.
La izquierdista Roxana Miranda, entre otras personalidades del mundo político chileno, dijo que el pedido de Bolivia “tiene que atenderse” (EL DIARIO, 14/9/2013).Creemos que ella no va a cambiar de criterio y cuando dice “tiene que atenderse”, se refiere a que Chile restituya a Bolivia su salida al Pacífico.
En suma: no debemos equivocarnos a estas alturas de la historia.
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