Hay seria preocupación, tanto en algunos estratos del Gobierno como en la actividad privada del país y, en sumo grado, en la misma colectividad, por el cierre de empresas que innegablemente, creaban riqueza y proporcionaban empleo.
Un analista económico declaró a EL DIARIO sobre las posibles causas que han determinado que 58 mil empresas se hayan cerrado entre junio del año 2014 hasta mayo del presente año. Para algunas autoridades del Gobierno, “no habría razones para dicho extremo”; pero la realidad es terminante y muestra que “el Gobierno censuró duramente a las microempresas cuando expresaron su oposición al pago del doble aguinaldo”. El dato sobre el cierre de tantas empresas proviene de Fundaempresa, la entidad del sector privado que registra la apertura y suspensión de operaciones de las empresas del país.
El cierre de empresas productivas no es debido “a la flojera o descuido de los empresarios”; es, fundamentalmente, debido a que ninguna de ellas ha podido soportar el peso de las excesivas cargas como son el doble aguinaldo, las cargas sociales y, en alto grado, la competencia del contrabando que, empezando por la ropa usada y concluyendo en la importación ilegal de todo tipo de textiles, ha calado hondo en contra de la economía de empresas que, lógicamente, no pueden sobrevivir sobre la base de préstamos -cuya honra respectiva no puede pasar de los plazos fijados por los bancos-. Luego está el continuo aumento de precios de materias primas que son necesarias para la fabricación, por ejemplo, de ropa y artículos de uso y consumo de la población.
Según acuerdos internacionales suscritos con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), “se reconoce que el tripartidismo debe aplicarse en los temas laborales, es decir que el Gobierno, las empresas y los trabajadores deben intervenir en la solución de los problemas”; pero lo cierto es que no hay encuentros de las tres partes para encontrar esos remedios y, por otro lado, casi siempre se imponen los criterios gubernamentales y no son creadas las condiciones precisas para fortalecer a las microempresas, porque no solamente afectan los plazos e intereses que cobre la banca para los créditos. Hay múltiples medidas que, a nivel Gobierno, habría que adoptar y una de ellas es combatir al contrabando, impedir la venta de ropa usada, favorecer las iniciativas de las empresas y de los propios trabajadores, tanto para mejorar cuantitativa como cualitativamente la producción, y abrir mercados, reabrir el ATPDEA con los Estados Unidos; apoyar a los productores de materias primas, etc.
Mientras subsistan los motivos para cerrar empresas, los empresarios no podrán esperar milagros; al contrario, deben cifrar sus esperanzas en que efectivamente sean adoptadas medidas que garanticen la inversión, la creación de riqueza y la creación de empleo, que son fundamentales para la marcha positiva de la economía.
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