El presidente constitucional de la República, Dr. Bautista Saavedra, el gran caudillo republicano, en acto de sincero desprendimiento rechazó en el año 1924 un proyecto de ley que dos diputados presentaron en la Cámara de Diputados, el mismo que prorrogaba el mandato del jefe del Poder Ejecutivo hasta el 6 de agosto de 1927. A tiempo de adoptar esa actitud, respondió a la Cámara Baja que no aceptaba ese pedido porque estaba sometido a la Constitución.
El Dr. Saavedra había sido elegido Presidente por la Convención de 1920 y su gobierno alcanzó notable popularidad y recibía el respaldo de amplios sectores de la ciudadanía por el sentido nacional y democrático que dio a su gestión. Estaba apoyado, así mismo, por un bloque partidario muy activo que ponía freno a los ataques de la oposición colonialista y feudal que operaba por medio de partidos políticos tradicionales.
En vísperas de la campaña electoral de 1924, el saavedrismo ofreció un arma efectiva a sus contrarios, los genuinos. Se intentaba que Saavedra vaya a la reelección, oferta que cayó como anillo al dedo a la oposición, pues la consideró como el pretexto más efectivo para derribar al Gobierno.
En efecto, el diputado Salomón Nogales -como culminación de una serie de presiones de sectores artesanales y laborales de todo el país- lanzó como globo de ensayo un proyecto de Ley con el siguiente texto: “El Congreso nacional decreta: Artículo.- Prorrógase hasta el 6 de agosto de 1927 las funciones de Jefe del poder Ejecutivo al ciudadano Bautista Saavedra”.
El Proyecto de Ley causó delirante entusiasmo de los partidarios del caudillo e inmediatamente se movilizaron para alcanzar su objetivo. Al empezar a ser considerado en el Congreso, la enguerrillada oposición se lanzó al contraataque y las barras colegisladoras se lanzaron a hacer conocer su posición. En esos tiempos, no estaban clausuradas las galerías de la Cámara Baja y el público asistía a los debates, pues el edificio del Congreso no era, como ahora, una especie de cárcel inaccesible para la ciudadanía, pese a que es “la Casa del pueblo”.
“El Bauti”, con la fina sensibilidad política que le caracterizaba, captó que la prórroga presidencial era impertinente y para confirmarlo envió a la Cámara de diputados el siguiente histórico oficio:
“La Paz, 27 de diciembre de 1924. Al señor Presidente de la Cámara de diputados. Presente. Señor: Ha llegado a mi conocimiento que un H. diputado ha presentado el día de ayer un proyecto de ley, proponiendo en forma que no conozco, la prórroga de mi mandato constitucional de Presidente de la República.
Como ese paso ha sido dado sin conocimiento mío y él se halla fuera de la Constitución Política del Estado, me apresuro para desvanecer cualquier intervención que pudiera atribuírseme en dicho proyecto, a desautorizarlo, pues, mi deber constitucional y mi conciencia de ciudadano no me señalan otro camino que resignar el Poder cumplido que sea el plazo para el que fui elegido por los votos de la mayoría de la Convención Nacional de 1920. (Firma) B. Saavedra”.
La Cámara contestó la nota aplaudiendo el desprendimiento personal y le reiteró su confianza. La declaración parlamentaria señaló: “Declara: Que aplaude la actitud personal del Excmo. Presidente de la República, doctor Bautista Saavedra, y reitera su confianza a la política del Poder Ejecutivo. (Firman) David Alvéstegui, Bernardo Navajas Trigo y Félix Capriles”.
Esa correspondencia devolvió la tranquilidad al país.
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