Las cifras chinas

Cuando la oficina de estadísticas de la China Popular menciona cifras de crecimiento, se sabe ahora, no es que haya medido el crecimiento real de la economía: lo que ha hecho es obtener el promedio de los cálculos enviados por los comisarios políticos de cada región.

La moraleja de esta fábula es que no se debe creer en las cifras del crecimiento que proporcionan los gobiernos para los que, antes que la verdad, lo importante es el impacto político, el mensaje que sirva para la propaganda, sobre todo si se acercan algunas elecciones.

En este momento, los jerarcas chinos han optado por decir que el crecimiento es de “solamente” 7%, aunque la depresión que está sufriendo ese país deja abierta la sospecha de que la cifra sigue inflada por los comisarios políticos.

Un indicador que podría ayudar a descifrar este misterio es el cierre de las fábricas. Eso sí, son muchas las acerías que han cerrado sus puertas en la China Popular, lo que se refleja en un descenso brusco en las importaciones de mineral de hierro. El consumo de petróleo también ha caído.

Eso es mucho más cristalino en el caso de Brasil, un país donde tres gigantescos proyectos de explotación de hierro, que incluían sendos ferrocarriles que habrían de servir no solamente para el proyecto siderúrgico sino, de paso, para la carga de productos agrícolas en zonas intermedias, se han paralizado.

Esto se refleja en las estadísticas brasileñas, que hablan de un crecimiento negativo, es decir de una contracción de la economía para este año y el próximo, lo que obligó a la señora Dilma Rousseff a suprimir nueve ministerios creados durante los años del carnaval populista bailado en el sambódromo del PT.

Las dimensiones de la economía china siguen siendo impresionantes, a pesar del derrumbe de las tasas de crecimiento. En ese país hay 630 millones de usuarios de Internet, es decir el doble de los habitantes de Estados Unidos.

Pero si China no inventara cifras de crecimiento, para impresionar no se sabe a quién, quizá su modelo de capitalismo manejado por un partido comunista pudiera ser exportado. Por el momento exporta de todo, menos ideas políticas.

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