Desde mis épocas de universitario en San Simón, cuando me trasladaba todas las vacaciones de fin de año a Santa Cruz, me une un especial afecto a este extraordinario Departamento, que a partir de hace un par de décadas asume un rol muy importante en la economía nacional, es uno de los principales proveedores de alimentos y otros rubros de origen agropecuario para exportación, rompiendo nuestra tradición desde la colonia de ser meros exportadores de minerales o más recientemente de gas, lo cual ha constituido una enorme vulnerabilidad para el país, como lo estamos experimentando nuevamente con la caída de los precios internacionales de las materias primas.
Ese desarrollo sin embargo tiene un costo muy alto, “Bolivia perdió 1 millón 820.000 hectáreas de bosques por efectos de la deforestación en el periodo 2000 y 2010, señala el estudio “Mapa de deforestación de las tierras bajas y yungas de Bolivia”, elaborado por la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN-Bolivia).
El departamento de Santa Cruz, en el este de Bolivia, es el que más impacto sufrió con 1 millón 388.903 hectáreas del total nacional, equivalentes al 76 por ciento”.
Pero lo más impactante, desde mi punto de vista, es la pérdida de bosques y matorrales, que se observa cuando uno llega en avión y todo el eje de grupos urbanos que se extiende desde la ciudad capital hasta Saavedra en el norte, es la ausencia de árboles y tan solo quedan algunas palmeras solitarias muy distanciadas entre sí.
En la ruta vial desde Montero a Santa Cruz, se han perdido los bosquecillos de árboles frutales, particularmente los huertos de mangos y cítricos que hace un tiempo bordeaban esa ruta, la ampliación de doble vía en ese eje, necesaria por cierto, se la ha hecho acompañada de la pérdida de la franja central que tenía palmeras y algunas otras especies.
Acompañando un “collage” de imágenes de Google Earth que nos permiten apreciar claramente la terrible pérdida de vegetación en este eje, así como el aspecto gris que muestra la ciudad de Santa Cruz, dirigí cartas al señor Gobernador, a mi amigo Percy Fernández, y a otro amigo, el rector de la Universidad Amazónica, el Lic. Carlos Hugo Molina, destacando esta terrible realidad que, claramente, tiene implicaciones medio ambientales muy serias.
En las conclusiones señalo: Resulta evidente que el departamento de Santa Cruz es el más afectado por la deforestación, además su eje principal de desarrollo -la carretera al norte- y sus centros urbanos muestran una imagen, donde se ha eliminado los hermosos árboles y vegetación que, en la primavera, otorgaban color y aroma a todo su ambiente; sus plazas y parques se han reducido y no muestran un crecimiento compatible con un ambiente tropical; igualmente los anillos que conforman la característica adoptada en su proceso de planificación urbana van perdiendo los espacios verdes que los conformaban.
Ni qué decir de Warnes y Montero que tampoco muestran un ambiente acorde con su origen tropical con mucha vegetación.
Como el mejor homenaje que se puede rendir a la ciudad y al departamento, en este nuevo aniversario del 24 de septiembre, sugiero a los gobiernos departamental y municipales encarar a partir del presente año, la elaboración y puesta en marcha de un Plan de Manejo Ambiental, bajo la conducción de la Gobernación y la Alcaldía de la ciudad de Santa Cruz, con el apoyo de importantes instituciones con las que cuenta el departamento, como son la Fundación Amigos de la Naturaleza y la Universidad Amazónica que han elaborado importantes estudios sobre este particular. Se adjunta referencias.
Lamentablemente, no he recibido ningún acuse de recibo o comentario, lo cual me deja sorprendido.
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