II
Arturo D. Villanueva Imaña
Continuamos enumerando las implicaciones y consecuencias que eventualmente puedan ser tomadas en cuenta, cuando el pueblo acuda a las urnas para dirimir la aceptación o rechazo al intento de reelección en el gobierno.
4.- Se impide, coarta y anula el surgimiento de nuevos liderazgos y opciones que garanticen la continuidad y profundización del proceso (y no la permanencia de individuos); lo que favorece una especie de culto a la personalidad y la dependencia respecto de subjetividades individuales que innegablemente contienen fuertes connotaciones patriarcales y coloniales que históricamente buscaron perpetuarse en el poder. De esa forma se hace prevalecer una imagen individual, generalmente favorecida por un aparato comunicacional de propaganda, y se deja de lado la importancia estratégica de contar con un Proyecto y programa nacional. De esa forma, se produce un vaciamiento de contenidos al proceso, para resaltar e imponer una imagen personal, a cuya subjetividad individual se le atribuyen supuestas aptitudes únicas para “conducir y dirigir” a la nación y el gobierno (nótese que ya no se trata más de gobernar obedeciendo y escuchando al pueblo).
5.- La tentación del poder total y permanente, que surge como consecuencia de la decisión de conservar el gobierno a como dé lugar, da lugar a la transmutación de un proceso transformador en otro reaccionario y conservador, porque se produce cuando a través de los varios años de gobierno, ya se han establecido los verdaderos intereses predominantes de los sectores que se han impuesto y usufructúan del gobierno. Es decir, cuando producto de la resolución de las tensiones y contradicciones internas, finalmente se han decantado e impuesto nuevos sectores predominantes y nuevas castas hegemónicas, que naturalmente buscarán sobreponer sus propios intereses, sobre los grandes intereses nacionales, y sobre los objetivos y tareas del proceso de cambio. De esa forma el gobierno y el poder dejan de ser y obedecer al pueblo, y pasan a ser un instrumento al servicio de las nuevas élites dominantes.
6.- Para quienes sostienen que el gobierno mantiene y conservará su extracción popular, así como las tareas de transformación y cambio que se han establecido como mandato constitucional; hay que señalar que habiéndose establecido claramente una opción por el desarrollismo extractivista y el establecimiento de alianzas con antiguos sectores derechistas, conservadores y opositores al proceso de cambio, es imposible pensar que la conservación y reproducción del gobierno en el poder, sea orientada a la inclusión y atención de los movimientos y sectores populares más vulnerables y desprotegidos que continúan movilizándose. Todo lo contrario, porque sencillamente ya se conoce cuáles son los intereses económicos y sociales predominantes en el gobierno, y se sabe su clara orientación procapitalista de corte desarrollista, que nada tiene que ver con el paradigma del Vivir Bien en armonía con la naturaleza y tampoco con las tareas de transformación nacional.
Finalmente, parece claro que un gobierno que no se renueva y un poder que tiende a perpetuarse, solo garantiza un sistema de dominio antidemocrático (en el sentido que impide y deja de ser un gobierno de todo el pueblo) y tiende naturalmente hacia la reacción y el conservadurismo, para favorecer y privilegiar los intereses sectarios y excluyentes de la nueva élite hegemónica dominante.
El autor es sociólogo, boliviano. Cochabamba.
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