El blindaje está oxidado

Mientras algunas apreciaciones optimistas de altas esferas del Gobierno aseguran que “estamos bien”, que la crisis económica global no afecta a Bolivia, que se mantendrá el segundo aguinaldo, que se crea nuevas subvenciones para algunos sectores públicos, otras referencias hacen conocer datos pesimistas, produciéndose, en esa forma, una serie de contradicciones cuya salida es imprevisible.

El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional confirmaron que el crecimiento económico del país será este año muy inferior al pronosticado por las autoridades bolivianas. La primera entidad internacional informó que el PIB boliviano será del 4,4 por ciento, mientras la segunda, que sólo alcanzará al 4 por ciento, naturalmente como efecto de factores externos e internos, como la crisis de China, el derrumbe de los precios de las materias primas, etc. y otros.

En ese renglón financiero se informó que las reservas internacionales, en relación con el año anterior, cayeron en 415 millones de dólares, datos al parecer insignificantes para funcionarios públicos. Se suma a ese dato negativo que la competitividad boliviana cayó diez puntos y hemos llegado al nivel 117 entre 140 naciones.

Ampliando la proyección de esa crisis, a nivel interno sigue creciendo la oposición del sector privado al segundo aguinaldo, al extremo que algunos sectores aseguran que no pagarán ese beneficio debido a que están en condiciones difíciles y hasta llegaron al borde la quiebra. También se señala que dicho segundo aguinaldo será pagado por el pueblo, ya que los empresarios están reajustando sus precios para cumplir con una obligación inesperada. Ese dato permitiría encontrar la causa del alza de precios en los mercados.

La crisis interna que se perfila día a día con nuevos datos se expresa en las pérdidas que está sufriendo el Estado debido a malos manejos financieros. Entre ellos se remarca la pérdida de 30 millones de dólares por las barcazas chinas, pérdida que se reduciría a 10 millones de dólares, dato consolador que no deja de hacer ver que en esferas oficiales no hay preocupación por los daños económicos que enfrenta el país.

En cuanto a los daños al Estado se suma la desaparición de unos 700 bienes inmuebles incautados en la Dirección de Bienes, parte importante de 6.000 que se encuentran en sus depósitos y que están el peligro de desaparecer.

Por otro lado, las noticias sobre el funcionamiento de los nuevos hornos de fundición de Karachipampa y Vinto que costaron en total alrededor de 600 millones de dólares, no ofrecen resultados positivos, como también ocurre con el proyecto de San Buenaventura y la planta de Bulo Bulo, sin hacer referencia a Papelbol, Cartonbol y otros.

En cuanto a la agricultura, el panorama no es menos pesimista. Los productores de arroz se han declarado en quiebra y otros agricultores están en estado crítico por el voluminoso contrabando de productos alimenticios por todas las fronteras.

Las contradictorias informaciones económicas seguramente tendrán su respuesta en próximos meses. Mientras tanto se puede decir que el blindaje económico sostenido por el Ministro de Economía está oxidado.