William C. Campbell, Satoshi Omura y Youyou Tu han sido premiados por sus trabajos en tratamientos contra unos parásitos que cada año afectan a cientos de millones de personas.
“¿Es una broma?” Esta fue la primera reacción de William C. Campbell cuando le comunicaron que acaba de ganar el Premio Nobel de Medicina 2015. Igual de sorprendido se mostró otro de los galardonados, Satoshi ÅŒmura, quien comentó que no pensaba que su investigación fuera “tan relevante” como para recibir el Nobel. A pesar de ello, dijo, “lo acepto humildemente”. Son, junto a la investigadora china Tu Youyou, por sus investigaciones en el tratamiento de la malaria, los tres científicos en diciembre recogerán el renombrado galardón.
A Campbell y Omura se les premia por descubrir una terapia contra las infecciones causadas por ascárides (lombrices intestinales) como la oncocercosis o ceguera de los ríos y la filariasis linfática, mientras que a Tu Youyou, por transformar el tratamiento de la malaria con su investigación basada en la medicina tradicional china.
Parece que corren aires renovadores en la Academia del Nobel ya que se ha premiado dos grandes avances médicos que benefician especialmente a las poblaciones más desfavorecidas del plane-ta y uno de ellos basado en la medicina tradicional china, una disciplina que debido a sus bases empíricas, diferentes al método científico puro, no siempre es reconocida en Occidente.
Pero lo cierto es que los premiados han sentado las bases para el desarrollo de terapias que han transformado el tratamiento de enfermedades causadas por parásitos, la malaria y la oncocercosis, que afectan a cientos de millones de per-sonas al año, de ahí que sus consecuencias sean “inconmensurables”, según señala en su fallo el Instituto Karolinska de Estocolmo.
UN TERCIO DE LA POBLACIÓN MUNDIAL SE VE AFECTADA POR LOMBRICES PARASITARIAS
Se estima que un tercio de la población mundial se ve afectada por lombrices parasitarias, sobre todo en el África subsahariana, el sur de Asia, Sudamérica y América Central; en cuanto a la malaria o paludismo, es una enfermedad con mayor índice de mortalidad en el mundo: aproximadamente 600.000 muertes al año y cerca de 200 millones de casos clínicos. Se calcula que cerca de la mitad de la población mundial, 3.300 millones de personas, está en ries-go de contraer paludismo.
Por eso organizaciones como Médicos Sin Fronteras (MSF) celebran especial-mente este premio al trabajo en los tratamientos para enfermedades desatendi-das. “Estos medicamentos han salvado millones de vidas en las poblaciones más desatendidas de zonas rurales de los países en desarrollo”, señala Manica Balasegaram, director ejecutivo de la Campaña para el Acceso de Medicamentos Esenciales de MSF, quien recuerda no obstante que “queda mucho trabajo por hacer”, y advierte que “ya hay indicios preocupantes de resistencias a los tratamientos con artemisinina para la malaria y necesitamos, urgentemente, mejores tratamientos para otras enfermedades tropicales olvidadas”. Por tan-to, añade, “este premio tiene que ser una llamada a la acción para financiar de manera sostenible y para dar prioridad a los proyectos de investigación y desarrollo que respondan a las necesidades de los pacientes olvidados en el mundo en desarrollo”.
YOUYOU TU
Youyou, de 84 años y casi una desco-nocida en su propio país, se ha convertido en la primera mujer de China que recibe un premio Nobel en cualquiera de sus campos. Se puede decir que su trabajo ha salvado millones de vidas. Además, tiene el mérito de haber desarrollado sus estudios en los años 60 y 70, época en la que debido a la Revolución Cultural todos los intelectuales, incluidos los inves-tigadores, eran perseguidos por el régi-men maoísta. Mao Zedong, cuentan los biógrafos, hizo una excepción con los estudios contra la malaria, que estaban causando una gran mortandad en el sur del país, lo que permitió a Tu, que entonces contaba tan sólo con 39 años, des-cubrir el tratamiento en 1969, época en la que los esfuerzos por erradicar la ma-laria, tratada hasta entonces con quinina y cloroquina, habían fracasado y la enfer-medad estaba en auge. Tan segura esta-ba de sus investigaciones que en los primeros tests de la artemisinina con hu-manos, tras el éxito con animales, ella fue la primera voluntaria que probó su propio tratamiento. Hoy se calcula que el uso de la artemisinina en terapias combi-nadas, reduce la mortalidad en más del 20 %, el 30 % en niños.
SATOSHI ÅŒMURA
Omura, microbiólogo de la Universidad de Tokio, y experto en aislar productos naturales empezó a interesarse por un grupo de bacterias (streptomyces) que se encuentran en los suelos y que pro-ducen numerosos agentes antibacteria-nos. Así, consiguió aislar nuevas cepas de streptomyces, las cultivó con éxito en el laboratorio y seleccionó medio cente-nar de las más prometedoras con el pro-pósito de analizarlas con más deteni-miento, pensando en su aplicación con- tra microorganismos dañinos.
WILLIAM C. CAMPBELL
Por su parte Campbell, experto en biolo-gía parasitaria de la Universidad de Wis-consin (EE.UU.), tomó el relevo y se dedicó a estudiar la eficacia de los cultivos de Omara. Así descubrió que el componente de uno de los cultivos era muy eficiente contra parásitos en animales domésticos y de granja: ese agente fue purificado y bau-tizado avermectina, y tras ser modificado químicamente dio origen a un compuesto llamado ivermectina, probado más tarde con éxito en humanos.
Hoy día los derivados de la avermectina son usados en todo el mundo para luchar contra enfermedades parasitarias, espe-cialmente la ivermectina, muy efectiva y con efectos secundarios limitados, de mo-do que males como la oncocercosis y la filariasis linfática están a punto de ser de-clarados erradicados.
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