El Tratado de Límites entre Bolivia y Chile de 10 de agosto de 1866 ha adquirido enorme importancia con motivo del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya dictado el 24 de septiembre pasado en relación con la demanda boliviana planteada para estudiar la solución del enclaustramiento de nuestro país. La historia de ese tratado ofrece más luces a la cuestión y comprende los principales aspectos:
Hacia 1860 las relaciones en Bolivia y Chile eran tensas, al extremo que el gobierno del general José María de Achá autorizó al Poder Legislativo declarar la guerra a Chile. En 1864, Mariano Melgarejo asaltó el gobierno y Chile acreditó como embajador en La Paz a Aniceto Vergara Albano y sin tardanza se normalizaron las relaciones entre los dos gobiernos. Enseguida se empezó a estudiar la firma de un Tratado de Límites entre Bolivia y Chile.
El argumento textual para esa negociación fue que las dos repúblicas, “deseando poner término amigable y recíprocamente satisfactorio a la antigua cuestión pendiente entre ellas sobre la fijación de sus respectivos límites territoriales en el desierto de Atacama y sobre la explotación de los depósitos de guanos existentes en el Litoral del mismo desierto, y decididas a consolidar por este medio la buena inteligencia, la fraternal amistad y los vínculos de alianza íntima que las ligas mutuamente”, decidieron acordar un tratado que zanje definitiva e irrevocablemente la mencionada cuestión. En ese sentido, los dos gobiernos designaron sus respectivos Plenipotenciarios. Por Bolivia fue designado Juan Muñoz Cabrera y por Chile, Álvaro Cobarrubias.
El Tratado, firmado el 16 de agosto de 1866 por los plenipotenciarios, señaló en su primer artículo la línea limítrofe entre Bolivia y Chile en el desierto de Atacama, con el siguiente texto:
“Artículo 1º. La línea de demarcación de los límites entre Bolivia y chile en el desierto de Atacama, será en adelante el paralelo 24 de la latitud meridional desde el litoral del Pacífico hasta los límites orientales de Chile, de suerte que Chile por el Sur y Bolivia por el Norte tendrán la posesión y dominio de los territorios que se extienden hasta el mencionado paralelo 24, pudiendo ejercer en ellos todos los actos de jurisdicción y soberanía correspondientes al señor del suelo”.
El Artículo 2 se refirió a la explotación de los depósitos de guano y otros, que se conoció como “claúsula medianera”, invento del Barón de la Riviere, que no es del caso rememorar. Por ese Tratado, el gobierno provisorio de Melgarejo olvidó el límite en el paralelo 27 que se discutía desde 1842 para fijarlo en el 24, por lo cual Bolivia perdió la zona al sur del paralelo 24 que había alegado durante 25 años.
La firma de ese Tratado por Melgarejo (que, además, por decreto estableció que Bolivia no tenía fronteras) originó enorme protesta interna y aun externa y el jefe del “Grande e invencible ejército de diciembre”, dándose por aludido, remitió la siguiente carta al Plenipotenciario Muñoz Cabrera en los siguientes términos: “Sr. D. Juan R. Muñoz Cabrera, La Paz octubre 1º de 1866. Mi estimado amigo: He sabido con sentimiento que Ud. ha promovido una polémica por la prensa, atribuyéndome la redacción del tratado entre Chile y Bolivia. En honor de la verdad todo, en su mayor parte, es obra del Sr. Vergara Albano.- (Firma) Mariano Melgarejo”.
Hasta ahí la historia de ese Tratado. Pero se debe agregar que con base en el mismo la Corte Internacional de Justicia reconoció que Bolivia siempre tuvo mar. Así mismo, que Chile firmó ese Tratado de 1866 con pleno consentimiento y aprobación por medio de su Plenipotenciario. Se debe señalar que el reconocimiento de la frontera en el grado 24 fue obra de puño y letra del embajador de Chile en La Paz, Vergara Albano, ya que, según testimonio de Melgarejo (Benemérito de la Patria en Grado Heroico, Capitán General de su Ejército, General de División del Ejército de Chile, etc.), “la redacción del tratado entre Chile y Bolivia”… “En su mayor parte es obra del Sr. Vergara Albano”, vale decir que los mismos representantes del gobierno chileno establecieron que el límite entre Bolivia y Chile era el paralelo 24 y que Bolivia tuvo siempre mar, dato que confirmó la Corte de La Haya.
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