Cuentan las crónicas que a Orson Welles la muerte le sorprendió en albornoz, una prenda que solía ponerse en los rodajes, en Hollywood, en el corazón de la meca del cine donde solo su arrogancia puso freno a su prodigioso talento.
Su cadáver lo encontró su chófer la mañana del 10 de octubre de 1985, hace ya 30 años, y nadie le hizo una autopsia, según publicó al día siguiente el diario Los Angeles Times.
Welles tenía 70 años, obesidad, problemas cardíacos y diabetes; era de buen comer, beber y fumar, por lo que, por muchos enemigos que su conocido ego le hubiera labrado durante su carrera, los forenses determinaron, lejos de cualquier sospecha, que el innovador cineasta falleció por unas ordinarias causas naturales.
“Sin ella (la muerte), el mundo sería ridículo”, comentó Welles en una entrevista poco antes de fallecer, cuando la industria del séptimo arte parecía haber olvidado ya los desprecios que le hiciera su chico prodigio.
En sus últimos años, este hombre orquesta del cine fue celebrado como un obra maestra en sí misma. Atrás quedaba su exilio en Europa por su forma personalista e irreverente de hacer las cosas, que no tenía cabida en los estudios.
“Soy solo un viejo árbol de Navidad cuyas raíces han muerto”, dijo Welles tras recibir el Óscar honorífico en 1970.
Cierto es que el tiempo le había mermado físicamente, pero su agenda seguía en ebullición.
El autor cuya ópera prima había sido Citizen Kane (1941), considerada una de las mejores películas de la Historia, había empezado sus memorias y tenía aparcado, por falta de financiación, el filme The Other Side of the Wind, entre otros proyectos que dejó inacabados.
Tres décadas después de su muerte, los materiales de The Other Side of the Wind han caído en manos de los productores Frank Marshall y Filip Jan Rymsza, quienes esperan terminar de editar lo que Welles no pudo y estrenar la cinta póstuma del artista en 2016.
La filmografía de Welles incluye títulos como The Lady from Shanghai (1947), Macbeth (1948), Touch of Evil (1958) y Chimes at Midnight (1965).
Welles se casó en tres ocasiones, primero con Virginia Nicholson, 1934-1940), después con Rita Hayworth (1943-1948) y, por último, con la italiana Paola Mori (1955), que estuvo con él hasta el final, y tuvo un hijo con cada una (Christopher, Rebecca y Beatrice).
EFE
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