El 12 de octubre concluyó un nuevo show mediático, el Gobierno actual se ha convertido en un experto en armar eventos de carácter internacional que tienden a mostrarnos como un país modelo en varios ámbitos, uno de ellos el de la defensa de la Madre Tierra.
El desarrollo de la Cumbre Climática, preparatoria de la próxima reunión en París, en diciembre de este año, convocó a centenares de participantes de todo el mundo y en la testera estuvieron Ban Ki-moon, el embajador de Francia, los presidentes de Ecuador, Venezuela, y algunos invitados especiales: el alcalde de Bogotá, el canciller de Cuba y varios otros. Nuestro Gobierno como organizador tuvo a la cabeza a nuestro Presidente y varios ministros.
La cumbre estuvo organizada en 12 mesas de trabajo y una casi extraoficial, la 18, que fue la contestaria a todas las mesas oficiales. Esta mesa estuvo conformada por las organizaciones sociales, urbanas e indígenas, Comcipo, Conamaq, APG, Condecob y otras 20 organizaciones; resolvió la unidad para impulsar la campaña por el NO a la reelección, no a la derecha tradicional, expulsión de las transnacionales, fin del latifundio, no al modelo extractivista neoliberal.
La opinión oficial que se ha repetido en esta ocasión, puede resumirse en lo expresado por el presidente Rafael Correa del Ecuador: “es responsabilidad de todos tomar acciones comunes para afrontar el cambio climático” y “responsabilizó a los países industrializados de ocasionar el calentamiento global con fines mercantilistas que van en contra de la naturaleza”.
Los puntos de vista de la mesa 18 con mucho realismo fueron expuestos por Pablo Solón, ex embajador ante las Naciones Unidas, quien dijo que Bolivia “pierde su credibilidad” a nivel internacional debido a que las propuestas que planteó en la anterior Conferencia no están siendo respaldadas con medidas coherentes a nivel interno”.
Prosiguió: hasta el 1 de octubre de este año, sólo 148 países miembros de las Naciones Unidas presentaron la propuesta de contribución a la reducción de emisiones, “es lo que ellos van a reducir, pero bajo la lógica voluntaria” y no obligatoria.
A pesar de ser una propuesta “voluntaria”, Bolivia fue uno de los países que no presentó su documento, pero no se sabe cuál es la razón. “Vamos a tener una conferencia en Bolivia pero Bolivia no ha presentado (su propuesta) y el tema principal en el país, en cuanto a emisiones, no es combustibles fósiles, sino es la deforestación”.
De igual manera la ambientalista Sarela Paz asegura que la política que adoptó el Gobierno de Evo Morales es “muy contradictoria, ya que nos muestra que en realidad el compromiso interno no es un compromiso fuerte” de preservar y respetar los derechos de la Madre Tierra, como profesa a nivel internacional.
Paz coincide en que la principal causa del cambio climático en Bolivia es la deforestación y los compromisos asumidos del Gobierno de incentivar esta práctica mediante la ampliación de la frontera agrícola e hidrocarburífera. Señaló que los megaproyectos que se tiene previsto en la actualidad y para el futuro van en desmedro de los derechos de la Madre Tierra.
Una prueba clara de lo anterior son los acuerdos de la Cumbre Agropecuaria de este año, que planteó ampliar la frontera agrícola y ganadera en un millón de Has, por año.
En resumen, como dice el refrán: “mucho ruido y pocas nueces” en la acción interna, lo cual requiere una revisión profunda y sincera de la forma en que deberíamos replantear la política interna, para lograr resultados concretos de preservar el medio ambiente, contribuir a reducir el impacto climático y la terrible contaminación ambiental que castiga al país.
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