En días recientes la población de La Paz se vio afectada por un enérgico movimiento gremial corporativista de los propietarios de vehículos de transporte público. En los años que la ciudad de La Paz es escenario de numerosos paros, huelgas, bloqueos y otras manifestaciones de protesta popular, nunca se había registrado una situación de tanta gravedad.
El problema que protagonizan la Alcaldía de La Paz y los propietarios de los vehículos de transporte se arrastra desde hace varios años. Las autoridades manifiestan que, poniéndose al lado de los usuarios, no permitirán el alza de las tarifas, mientras los choferes arguyen que esperan que se les autorice un alza de tarifas en 50 centavos, argumentando, al mismo tiempo, que “desde hace quince años” sus pasajes están congelados y son afectados por el alza del costo de vida.
Las negociaciones dieron poco o ningún resultado y, más bien, las partes radicalizaron sus presiones, llegando a un grado de belicosidad pocas veces conocido, estado de guerra en el cual las únicas víctimas son los ciudadanos de a pie, que encuentran la sede de gobierno paralizada.
Al parecer las conversaciones para resolver el asunto de las tarifas del transporte público están estancadas y una solución al problema está lejana, con el agravante de que ninguna de las partes en conflicto quiere ceder ni un milímetro. Es más, el asunto ha adquirido tanta gravedad que se afirma que esferas oficiales estarían alentando la actitud del gremio de los dueños de los vehículos de transporte, aspecto que habría convertido esta crisis más en un conflicto entre el Alcalde y los gremiales corporativistas, que en un asunto del transporte propiamente dicho.
Frente a esa situación que tiene la apariencia de adquirir mayor gravedad (y de la cual solo el público es la víctima) y no habiendo solución a la vista, lo conveniente sería encontrar una tercera solución. Esta consistiría en que, de una vez por todas, se aplique en forma experimental la fórmula de la libre oferta y demanda en la fijación de las tarifas del transporte, fórmula que posiblemente sea dolorosa y puede crear confusión, pero que, finalmente, más a la corta que a la larga, pondrá fin, en todo sentido y definitivamente, a un problema que se arrastra desde hace decenios.
Las características económicas actuales del país obligan a llegar a una solución de esa naturaleza y todas las partes serán favorecidas, dejando a los agitadores, que buscan pescar en río revuelto, con los crespos hechos. Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato?
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