Experta afirma que homicidas tienen conductas psicopáticas

La pasada semana se reportó un horrendo crimen donde Víctor Lima Galareta y su suegra, Semadar Gonzales, fueron asesinados, el primero con más de 40 puñaladas y la segunda víctima con 20 cuchillazos.

Al respecto, funcionarios de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) de El Alto emitieron el boletín de búsqueda a nivel nacional de Yaneth Poma y su esposo Alfredo Cáceres, quienes son los principales sospechosos en este caso de homicidio. Además, la Policía detuvo a los padres y hermana de la implicada debido a que habrían encubierto detalles del hecho.

Para la psicóloga, Rosario Larrea, dichas conductas psicopáticas surgen como consecuencia de la falta de prevención por parte de la familia y la propia sociedad.

La experta incluyó en este tipo de anomalías a Luis Mamani, de 22 años, a quien se acusa del asesinato de la madre de su hija, abandonando el cuerpo de la mujer en un basurero, además, de deshacerse de una menor de siete meses, la misma que no es encontrada hasta la fecha a pesar de que el presunto asesino se encuentra detenido en el penal de máxima seguridad de Chonchocoro.

PERSONAS REPRIMIDAS

“En el primer caso, donde las víctimas fueron asesinadas con múltiples puñaladas, se demuestra que los implicados en este delito logran descontrolarse con sus víctimas, demostrando odio, rabia contenida y terminado incluso por humillar los dos cuerpos, desvistiéndolos, aspecto que nos demuestra una conducta psicopática, porque no tienen ningún remordimiento, siendo estas personas de mucho riesgo para la sociedad”, explicó Larrea.

Para la experta, dichos comportamientos surgen por personas que estuvieron reprimidas gran parte de su vida por parte de su propios progenitores, quienes cultivaron actos de violencia como una forma de vivir, a ello se suma la actividad de estas personas, quienes al estar relacionadas con la destreza de los cuchillos, al ser parte de una familia de carniceros, surgen elementos de riesgo con la conducta de los hijos quienes en un momento determinado planifican la comisión del delito y “explotan” de la manera más perversa posible.

“Se trata de agresivos pasivos con rasgos de psicópatas, eso demuestra la cantidad de puñaladas es una furia contenida, no sólo contra sus víctimas, sino conociendo las consecuencias que acarrea este tipo de hechos, incluso es una rabia y frustración contra su mismo tipo de vida que tenían”, detalló.

SEGUNDO CASO

Mientras que en el caso del asesinato de Sara Peñaranda, de 24 años, quien fue estrangulada y su cuerpo abandonado en un contenedor de basura el pasado 7 de octubre por parte de Luís Javier Mamani de 22 años, se trataría de una persona que también demuestra rasgos psicopáticos porque busca deshacerse de la persona que lo descubre ante sus demás víctimas como alguien sin escrúpulos y sin responsabilidad alguna para engendrar hijos.

Cabe recordar que la fallecida descubrió que el presunto asesino tenía otras relaciones amorosas con hijos con cada una de estas parejas, por lo que optó por reunir a las afectadas para que juntas encararan al joven.

“Es una persona ambivalente que nunca se hace responsable de sus actos, así como no se hace responsable de sus relaciones sexuales y las consecuencias de estas es buscar la forma de cómo hacer desaparecer a la persona que le genera algún problema, esas son las personas psicópatas que incluso no tiene ningún remordimiento por sus actos, no muestran empatía con otro ser humano”, describió.

INVISIBLES

La especialista afirma también que en muchos de los casos es imposible detectar a personas o grupos sociales que tiene rasgos psicopáticos, porque ante el mundo exterior estas personas demostrarán tener un poder de convencimiento no sólo a sus futuras víctimas, sino a otras personas para que crean en él o ella, para que sigan confiando en sus actos.

Estos rasgos incluso son demostrados por algunos líderes políticos en algún tiempo, quienes si bien no acabarán con la vida de sus oponentes pueden lograr aplicar políticas públicas que benefician sólo a un grupo determinado de su interés.

“Por lo tanto, el psicópata maneja el arte de la seducción, seduce a la víctima, gana su confianza. Porque como en el primer caso se presta una suma tan alta como es 240 mil bolivianos, eso demuestra la capacidad de convencimiento que logra, pero siempre con intenciones que terminan no sólo con no pagar el dinero sino con vengarse con sus víctimas. Por lo tanto, es resultado de una desestructuración de la familia”, añadió.

Larrea advierte que la ausencia de valores sociales de convivencia armoniosa, la falta de calidad de tiempo que pueden dar los padres a sus hijos, la desestructuración de la primera institución de una sociedad como es la familia y las conductas perversas generadas y enseñadas a los hijos, puede crear sociedades psicopáticas donde los casos de violencia terminan siendo tratados como números de una estadística deshumanizante al ser olvidados por las instancias de justicia.