Un arqueólogo dice haber hallado restos de la villa bíblica que fue destruída por Dios
ABC.ES@ABC_ES / MADRID
La destrucción de Sodoma
“ Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciuda-des, y el fruto de la tierra. Y subió Abraham por la mañana al lugar donde había estado delante de Jehová. Y miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la tierra de aquella llanura; y he aquí que el humo subía de la tierra como el humo de un horno”. Así es como explica la Biblia la destrucción de Sodoma y Gomorra, las dos ciudades que tuvo que arrasar Dios debido a que se habían convertido en la cuna del pecado.
Hasta ahora, este texto era también una de las pocas evidencias que había sobre su existencia. Y decimos hasta ahora porque, después de diez años de excavaciones, un equipo de arqueólogos dirigido por Steven Collins de la Univer-sidad del Suroeste de Trinidad, (en Nue-vo México), afirma haber descubierto una ciudad que podría corresponder con la villa bíblica de Sodoma. Su ubicación estaría al sur del Valle del Jordán (en Oriente Medio). El hallazgo, de confir-marse, podría cambiar la historia cono-cida.
Concretamente, Collins lleva más de una década dirigiendo las excavaciones que se están sucediendo sobre el mon-tículo de Tall el-Hammam. Su trabajo le ha permitido arrojar algo de luz sobre las civilizaciones que habitaron la zona, has-ta ahora bajo un manto de misterio absoluto.
“Sabemos muy poco sobre la Edad del Bronce al sur del Valle del Jordán. La mayoría de mapas arqueológicos de la zona estaban en blanco. Pero, sobre to-do, lo que hemos encontrado es una ciu-dad estado importante que era descono-cida antes de que comenzásemos nuestro proyecto”, explica el arqueólogo en declaraciones recogidas por la ver-sión digital del diario “Popular Archeao-logy”.
¿Sodoma?
Pero... ¿Qué les lleva a creer que esta ciudad perdida es la que Dios destruyó en la Biblia? En palabras de Collins, tanto él como su equipo han comparado los objetos encontrados con otras ciuda-des cercanas y, en base a los mismos y a la excelente ubicación de la villa, no tienen ninguna duda.
“Tall el-Hammam coincide con los ras-gos de la zona en la que se asentó Sodo-ma según la Biblia. La teoría dice que fue la más grande del este del Kikkar (Jor-dania). Así, llegué a la conclusión de que si uno quería encontrar Sodoma, debía buscar la ciudad más grande que existió durante la Edad del Bronce, el tiempo de Abraham. Cuando exploramos la zona, la elección de Tall el-Hammam fue una obviedad, pues era de cinco a diez veces más grande que todos los otros sitios de la Edad del Bronce en toda la región, incluso más allá del Jordán”, añade el experto.
Por otro lado, el arqueólogo afirma que -en base a las excavaciones realizadas- esta gigantesca ciudad estado fue aban-donada por extrañas circunstancias ha-cia el final de la Edad del Bronce. Esto hizo que se convirtiera en un páramo deshabitado durante más de 700 años. Con todo, después de esos siete siglos volvió a florecer. Así lo denota la gigan-tesca puerta de hierro que da entrada a la ciudad y que ha sido hallada por Co-llins (pues no pudo ser edificada durante su primera etapa).
Las características de la colosal ciudad
Independientemente de que los restos de la ciudad sean o no los de Sodoma, Collins ha señalado que el descubrimien-to supone todo un hito para la arqueolo-gía. Y es que, en esta región habitó un pueblo que prosperó en un lugar cuida-dosamente seleccionado (pues se en-cuentra cerca del agua y en medio de varias rutas comerciales de la época) y emergió como una región dominante en-tre los años 3500 y 1450 a.C. El lugar, que el experto describe como monstruo-so, cuenta con una zona superior y otra inferior, está rodeado por un grueso muro de adobe de entre 5 y 10 metros de altura, tiene varias plazas y, finalmente, está conectado por calzadas. Todas es-tas características le convierten en un golem de la época.
Entre las diferentes construcciones, destaca la edificación de la muralla que cubre la ciudad superior. “Fue una em-presa enorme, que requiere millones de ladrillos y, obviamente, un gran número de trabajadores. La parte superior de la muralla era de unos 7 metros de ancho. El exterior estaba cubierto de arcilla y subía más de 30 m por encima de la ciu-dad baja. Era un impresionante y formi-dable sistema defensivo para proteger las residencias de los ciudadanos más ricos de la ciudad, como el palacio del rey y los templos y edificios administra-tivos”, añade el experto.
Por su parte, la parte de la muralla que protege la ciudad inferior no se queda atrás. Y es que cuenta con 4 metros de espesor, está construida sobre una base de grandes piedras y, finalmente, está coronada por una gran estructura de adobe. Tampoco son desdeñables en es-ta zona los restos de una estructura palaciega de adobe rojo con una gigan-tesca puerta.
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