Recuerdo del Paceño Desconocido

Tuvo que ser una cochabambina quien en las primeras horas de esta jornada histórica me despertó recitando los versos impresos en el escudo de armas de nuestra ciudad imperial y que dicen: “Los discordes en concordia, amor y paz se juntaron y pueblo de paz fundaron para perpetua memoria”, apretándome luego en un respetuoso abrazo que yo convertí en una “apechugada”, cual si yo continuara siendo un hualaycho joven nacido en el barrio de Chijini.

Luego de agradecer a mi reportera valluna por su histórica felicitación, le solicité su cotidiano informe acerca de las actividades sobresalientes en el ámbito palaciego, comenzando Macacha por anoticiarme de las idas y venidas que los más importantes hombres cercanos al presidente vitalicio Evo Morales cumplieron entre el Tribunal Supremo Electoral y el Tribunal Constitucional para no dejar ningún cabo suelto para el referéndum del año próximo que consagrará al dúo Evo y Álvaro gobernantes hasta el año 2025 o alguito más, si sus cuerpecitos aguantan.

Como tal actividad gubernamental ya era bastante conocida por la bambina cochabambina y por este caballero que se ha propuesto escribir hasta el día cuando el Dios Todopoderoso lo disponga; pregunté a mi reportera si había llegado a su conocimiento la entrega de una gran obra significativa para La Paz en el nuevo aniversario de su fundación.

La cholita cochabambina nacida en Quillacollo meditó algunos instantes y me respondió: “no hay ninguna obra para La Paz, pero allá en el Chimoré el presidente Morales inauguró un aeropuerto más grande y mejor equipado que el de La Paz y que el de Viru Viru en Santa Cruz”, lo cual me dejó estupefacto, aunque Macacha me hizo saber que en esa región viven y trabajan los cocaleros, a quienes dirige sindicalmente el Presidente de Estado Plurinacional y Folclórico.

Para aliviar mi tristeza, la noble cholita valluna me condujo en mi motocicleta Harley Davidson a la plaza de Churubamba, donde se encuentra el monumento al Capitán Alonso de Mendoza, fundador de la ciudad Nuestra Señora de La Paz y que hoy se encontraba rodeado por algunos centenares de visitantes, los que se servían algunos ponches en memoria del Fundador de La Paz y quien a los pocos días de fundar esta ciudad la abandonó subrepticiamente, desconociéndose hasta el presente a dónde pudo haberse marchado.

Al conocer esta triste historia, Macacha derramó algunas lágrimas diciéndome emocionada: “eso es como tener una guagüita y abandonarla a su propia suerte, ¿será por eso que esta hermosa ciudad sería convertida en sede gubernamental y ser castigada diariamente por habitantes de otras zonas y regiones de país…?”. Preferí no responder a mi buena y noble comadre y beber algunos ponches en honor de mi vieja y hermosa ciudad de La Paz.