Croacia dejó ingresar a su territorio a casi 10.000 refugiados que se agolpaban en su frontera con Serbia y que habían pasado la noche del domingo al lunes con temperaturas de apenas 5 grados, sin agua ni comida ni abrigo ni ningún tipo de asistencia oficial más allá de los policías que controlan la frontera. Eslovenia se declaró “superada” y pide ayuda a su ejército para manejar la situación.
Entre las miles de personas allí bloqueadas había cientos de niños y varias ONG; la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) había pedido a Croacia que les dejara pasar porque temían que con esas temperaturas nocturnas pudieran algunos morir por hipotermia.