Sube el consumo de cerveza extranjera

Uno de los síntomas notables de la crisis económica que vive el país es el referido al aumento de la importación de cerveza, al mismo tiempo que se reduce la exportación de esa bebida de consumo popular. Ese hecho puede atribuirse a políticas económicas inadecuadas en práctica desde hace un decenio y que al parecer no serán modificadas.

En la misma medida que se produce ese fenómeno en la esfera de la cerveza, también se producen similares resultados con otros productos industriales y agrícolas. En efecto, el país consume cada vez más productos importados y abandona el consumo de productos propios. Se destaca que la parálisis y estado comatoso en que se encuentran las empresas urbanas y rurales es cada vez más intensa por dos factores: el Gobierno hace grandes importaciones de algunos productos y, al mismo tiempo, si bien dice luchar contra el contrabando, no adopta las medidas necesarias para evitar ese agudo problema. Paralelamente, se aplica el doble aguinaldo y se hace alzas irracionales de salarios.

Los productores de cerveza nacional han denunciado que el ingreso de cerveza de Brasil y Argentina está aumentando y el público prefiere la bebida extranjera por ser más barata. A la par, se señala que esa corriente tiene tendencia a crecer en vista de que mientras países vecinos han devaluado sus monedas, el Gobierno boliviano se resiste a dar ese paso con base en la idea de que la economía está blindada.

La denuncia de la crisis de la industria cervecera se traduce en datos numéricos significativos. Se destaca que de enero a agosto de este año, las importaciones de “la rubia” subieron en casi 27 por ciento en relación con los mismos ocho meses del año anterior. Ese dato se agrava porque el país ha reducido sus exportaciones en casi 10 por ciento con referencia al mismo tiempo del año 2014.

Los datos del IBCE e INE, instituciones que revelan ese problema económico, son completados por funcionarios de la Cervecería Boliviana Nacional, quienes afirmaron que en pueblos fronterizos con Brasil la población no compra cerveza nacional y prefiere la brasileña por su precio más bajo. Igual cosa ocurre en la frontera con Argentina, de donde, además, ingresa al país vino barato que hace competencia desleal al nacional. Lo mismo ocurre con la uva y otras frutas.

Es sabido que hace unos diez años, el gobierno del partido oficial aplicó una política de evitar el libre comercio con Estados Unidos y suspendió un tratado que beneficiaba a la producción boliviana. Al parecer esa medida también se aplicaría con países vecinos y europeos. Sin embargo, no ocurrió así, pues con estas últimas naciones más bien se puso en aplicación una amplia política de libre comercio, la misma que últimamente se ha acentuado con motivo de las devaluaciones monetarias dictadas en Brasil, Argentina, Perú y otros países, lo cual sumado a políticas internas sin fronteras del régimen boliviano, está paralizando la economía nacional. A ese panorama se debe agregar el contrabando masivo, pese a haberse dictado alza parcial de aranceles para algunos productos. Pese a todo, el Gobierno dice ¡“vamos bien”! ¡Salud!