Ciudadanos y políticos deben tomar conciencia
El vicepresidente de la Región 3 de la Unión Internacional de Arquitectos, Carlos Álvarez Guzmán en esta segunda parte del artículo, admite que no es suficiente aceptar la situación del Calentamiento Global ni con encontrar algunas soluciones tecnológicas a la que la humanidad se va a enfrentar.
Por el contrario, debe hacerse un cambio de paradigma que viene desde la educación de los ciudadanos hasta la generación y preparación de políticos responsables, puesto que es ahí, donde encontraremos la sostenibilidad de lo que se haga.
Dentro de estos parámetros, se encuentran, modificar la identidad de una sociedad de consumo hacia una sociedad con responsabilidad en el uso de los recursos, lo cual significaría, un cambio total en nuestra manera de buscar riqueza, trabajo y otros beneficios sociales.
En síntesis, aprender a vivir mejor con menos, por lo que es lo mismo, no comprar más de lo que necesitamos para lograr calidad de vida. Esto también significaría un cambio en los índices de como medimos el desarrollo de los países y sobre todo, en la manera en que producimos y encadenamos estas actividades al trabajo y a la accesibilidad digna de la educación, la salud, el trabajo y la oportunidad de riqueza.
Ello significaría además, un cambio en nuestras costumbres de consumo en nuestra dieta por ejemplo, consumiendo solo alimentos de temporada, utilizando ropa o tejidos de producción cercana, cuidando el agua solo como recurso para la vida y promoviendo su reciclaje para otros usos tales como la industria o el placer.
Deberíamos aprender a compartir como sociedad, lo que implicaría un cambio de paradigma del bien individual hacia el bien común, para lograr una cohesión necesaria para podernos enfrentar a los desastres naturales, pero mejor aún, poderlos prevenir, en síntesis, lograr una sociedad resiliente, responsable y con valores humanos de cooperación, aceptación e integración.
Asimismo, deberíamos cambiar nuestra conciencia social hacia una integración con el universo que nos rodea, protegiendo a la vida, no solo humana sino toda ella, lo que implicaría un valor biofílico, la lucha por conservar la biodiversidad, los biomas, los territorios naturales y proteger sus interconexiones eco-sistémicas.
Esto implicaría, el respeto por la vida y el uso responsable de estos recursos de manera sostenida.
Por otro lado, en lo que respecta a la arquitectura, la formación del nuevo profesional debería de ir orientada más hacia su responsabilidad social que al solo diseño del objeto, ampliando su quehacer hacia temas técnicos no solo referidos a la disciplina, sino más bien, debería de ser trans-disciplinar para poder lograr comprender las situaciones de su nuevo contexto, así como para poder innovar de acuerdo a sus recursos disponibles, con lo cual, el arquitecto dejaría su ego de lado para servir a las necesidades reales de su sociedad.
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL NUEVO PARADIGMA
En el campo urbano y arquitectónico, esto nos llevará a varias cosas resumidas de la siguiente manera:
1. Aprender a trabajar con las comunidades para lograr mejores proyectos adaptados a las expectativas de la sociedad como conjunto.
2. A reciclar los edificios existentes para adaptarlos a las nuevas condiciones sociales, culturales y ambientales, con lo cual, la generación de nuevos edificios solo se verá vinculada a la necesidad real de uso y no a la especulación inmobiliaria o política.
3. Más con menos, lo que significa diseñar edificios de acuerdo a la arquitectura de recursos, que responda al clima de manera activa, o sea, con recursos pasivos de iluminación y de ventilación natural, utilizando además, solo los materiales disponibles en el lugar, en otras palabras, una arquitectura responsable, ética y consecuente con la necesidad.
4. Densificar la huella existente de las urbes, para mantener protegido al resto del territorio, con usos mixtos, buenas conectividades y oportunidades de medios de desplazamiento (transporte público, bicicleta, peatonal, y otros), resilientes o sea que tengan la capacidad de resistir, absorber, adaptarse y recuperarse de manera eficaz a los desastres naturales.
5. Introducir nuevamente a la naturaleza dentro de las urbes como un medio de protección a las inclemencias del tiempo, potenciando con ello la calidad de vida, disminuyendo las islas de calor, mejorando las condiciones del aire, aumentando la posibilidad de reincorporar especies en extinción, con lo cual se aumentaría la biodiversidad. Así mismo, habría que trabajar las riberas de los ríos y cañones, introduciendo elementos naturales que ayuden a mitigar las condiciones de erosión de los suelos, la salinización de los mismos y buscando además con ello, barreras naturales para proteger los asentamientos humanos informales.
Ello además potenciaría la oportunidad de trabajar el paisaje como un medio de mejorar la calidad de vida e imagen de las ciudades.
6. La crisis de alimentación, pronto llegará, por tanto, hemos de fomentar la agricultura urbana como un medio de unir a la comunidad así como para darle más sentido de pertenencia. Ya existen comunidades en el mundo que están trabajando este tema, utilizando los predios vacíos para crear huertas urbanas, así como edificios de varios niveles que están dedicados a esta función.
7. Sin duda uno de los temas vitales para la sobrevivencia de las ciudades y la economía, será el tema energético, pues es a través de ella que todo se mueve. Hasta ahora, la generación de energía limpia ha tenido poco progreso (eólica, solar, geotérmica, hidroeléctrica), debido a los costos, a su contexto de demanda y sobre todo a una resistencia cultural a utilizar energías alternativas.
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