La meta es recobrar lo nuestro

Hubiera sido interesante que el canciller chileno, Heraldo Muñoz, visite Bolivia, accediendo a la invitación que le hizo el Gobierno nacional, para que concurra a una entrevista televisiva, donde el temario iba a girar en torno a la demanda marítima.

“Acepto encantado, ya era hora. Yo estaré encantado de transmitir la posición de chile respecto de la demanda boliviana”, manifestó el titular del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile (EL DIARIO, 3/10/2015).

Había expectativa por escuchar, de sus propios labios, la verdad histórica y no las falacias que acostumbra esgrimir en Chile. Su exposición, si contenía ribetes de verdad histórica, hubiera gozado de credibilidad, pero en caso contrario hubiera merecido la repulsa general.

“Nos aguardan años de gran actividad, de sacrificio, de esfuerzo redoblado para recuperar el tiempo perdido en la discordia y la violencia. El trabajo perseverante, la armonía interna; he aquí los instrumentos que abrirán nuestro retorno al mar”, afirmó hace aproximadamente 50 años, René Barrientos Ortuño (“Revista Militar – Ejército de Bolivia”, editada bajo la dirección del Cnl. DAEM. César Ruiz Velarde, 1966, pág. 12). Quizá estas palabras aún están vigentes, cuando Bolivia clama justicia en La Haya.

En todo caso, la participación de Muñoz, en un programa televisivo nacional, hubiera significado el punto de partida para hacer realidad la aproximación boliviano – chilena, en el marco del diálogo bilateral fructífero, en beneficio de la paz, cooperación e integración bilateral.

No es la primera vez que Bolivia sugiere una aproximación con Chile para solucionar el centenario encierro geográfico, ya lo hizo en anteriores ocasiones, mediante sus voceros autorizados. Daniel Sánchez Bustamante, en la década del 20, del siglo pasado, planteó esta posibilidad, ante el vicepresidente chileno Carlos Ibáñez del Campo. “Hallar soluciones directas y amistosas a sus cuestiones (de Bolivia y Chile) y de manera de asentar sobre bases ciertas y de mutua conveniencia la buena amistad existente entre ambos países”, expresó Sánchez Bustamante (M. Fernando Wilde C.: “Historia Militar de Bolivia”, 1963, pág. 218). He ahí un gesto de humildad y de pacifismo boliviano.

“En diplomacia uno nunca puede cerrar una puerta, siempre tiene que estar dispuesto a conversar, a buscar soluciones”, subrayó Heraldo Muñoz (EL DIARIO, 6/8/2015).

La opinión pública boliviana espera, en consecuencia, que el señor Muñoz honre estas palabras y asuma el diálogo boliviano - chileno, sin necesidad de esperar el veredicto final de la Corte Internacional de Justicia, en relación con la demanda marítima. Allanar el camino del entendimiento es prioritario para resguardar la paz regional, para profundizar la integración y para avizorar un futuro exento de problemas, de enconos y desconfianzas.

Señor Muñoz, los bolivianos estamos inmersos, como ayer, en el afán de recobrar lo que es nuestro, la soberanía sobre el Pacífico, que nos arrebató la invasión de 1879. Ese es el objetivo mayor que nos movilizó hasta La Haya para interponer la demanda contra su país, cuyo alegato legal e histórico se funda en la verdad. Empero ustedes, luego de que la CIJ se declaró competente en el litigio boliviano – chileno, se rasgaron las vestiduras, porque no aceptaban una decisión de esa naturaleza.

En suma: no alentamos el propósito de arrebatar territorio ajeno sino recobrar lo nuestro.