La pobreza, un grave drama a enfrentar

Muchas veces, en la historia de los últimos 50 años, Naciones Unidas conjuntamente países ricos y desarrollados han tratado de encontrar solución al grave problema de la pobreza en el mundo; pero lo hecho ha sido paliativo o remedios circunstanciales que, en casos, agravaron los altos índices de pobreza extrema, especialmente en países del Cuarto Mundo que por más ayudas y créditos que reciben, no logran salir de profundas situaciones de miseria y pobreza que causan la muerte de miles de personas, especialmente niños.

La pobreza es mundial porque ni los países ricos y desarrollados han podido librarse de ella, puesto que cuentan en su población con muchos individuos en extrema pobreza que viven en edificios abandonados, debajo de puentes o recurren a albergues momentáneos; esas personas, sea por falta de trabajo o por carencia de conocimientos necesarios para la realización de alguna labor, no encuentran modos de vivir y actúan bajo los rigores de la mendicidad; en casos, cuentan con subsidios estatales que sólo disminuyen su tragedia.

Lo más grave de los países pobres, especialmente del Cuarto y Tercer Mundo, es que hay condiciones negativas de vida porque sólo existen y no pueden vivir plenamente o aferrados a la esperanza de ver solucionada su tragedia. Que hay solidaridad en muchas instituciones y personas, es evidente; pero no resultan más que paliativos circunstanciales. El mundo rico y desarrollado, en sus niveles industriales y hasta artesanales, se beneficia con esa condición de urgencias y necesidades de los pobres porque les venden su producción, especialmente cuando se trata de alimentos, medicinas o artículos de uso imprescindible. Esos pobres no cuentan, en sus países, con la producción necesaria que reemplace la invasión de lo foráneo.

Muchas veces, países pobres han pedido inversión de capitales financieros, tecnológicos y humanos para crear riqueza y generar empleo que permita grados de independencia aceptables; pero el alegato de los ricos fue que no se cuenta con “mercados permanentes y que cubran toda la producción”, al margen de ello, alegan que la pobreza determina ausencia de garantías para el trabajo con una producción sostenida.

Es muy importante que los que más dinero poseen en el mundo desarrollado entiendan que los pueblos pobres del mundo y hasta de sus propias naciones son personas con iguales virtudes, valores y condiciones que ellos, que poseen dignidad y que, de contar con los medios precisos, alcanzarían iguales beneficios de economías desarrolladas. No hay inferioridad que avergüence o mancille al ser humano tan sólo por carecer de riquezas que, en el fondo, no son más que medios para tener niveles importantes de existencia y vida. Cuando el rico entienda la dignidad del pobre, que es igual que la dignidad del que tiene, se tomará conciencia de que la economía debe servir al hombre y no éste a ella. Combatir la pobreza sin exclusiones debe ser misión de todos, porque todos poseen las mismas condiciones de seres humanos.