La Organización de Naciones Unidas, repitiendo por enésima vez su propósito de combatir a la pobreza, en días pasados se refirió a que en los próximos “15 años, con acciones de todos y en todos los lugares”, se logrará concretar el objetivo de 70 años: terminar con la pobreza extrema en el mundo.
El gran propósito, reiterado en infinidad de ocasiones, resulta ser un objetivo imposible de ser cumplido porque la misma organización sabe que ello no es posible debido a que el total de los países reunidos en la Organización Mundial, vive abocado a todo y menos a lo que debería hacer, como es el caso de combatir el hambre, las enfermedades, la proliferación de los enfrentamientos armados y las guerras, combatir y condenar drásticamente al narcotráfico y, por supuesto, terminar con la pobreza.
En los países del Tercer y Cuarto Mundo, mueren diariamente miles de personas por causa del hambre y las enfermedades, por culpa de que los gobiernos de la mayoría de esas naciones hacen poco o nada por cumplir con sus deberes y obligaciones. Son miles de niños que mueren por hambre y casos graves de enfermedades: en países del Cuarto Mundo, las madres no pueden dar sus senos flácidos a sus hijos y lo que esperan, en el colmo de su desesperación, que sus niños mueran y ellas alcancen el mismo fin porque ya no tienen ni voluntad ni fuerzas para soportar los rigores de la extrema miseria en que viven y que, además, por ignorancia y ausencia de medidas preventivas, las obliga a concebir nuevas vidas que están destinadas a la muerte (caso Biafra-1968).
¿Cuánto se ha hablado de la necesidad de combatir el hambre, las enfermedades y la pobreza? ¿Cuántos proyectos y planes de la FAO han sido suficientes para paliar el hambre en la mayoría de los países extremadamente pobres? ¿Existe algún presupuesto que alcance siquiera para cubrir el 40% de las necesidades de alimentos en países extremadamente pobres? Hay muchas preguntas que debería responderse el organismo internacional y, con las respectivas respuestas, actuar al unísono con los países ricos y desarrollados para encarar las grandes tragedias que causa la pobreza.
Los países integrantes de la ONU -especialmente los del área rica y desarrollada- saben que los pobres no buscan ni quieren como dádiva los peces para comer ni la leche para alimentar a sus hijos, ni los medios para vivir con alguna holgura ni nada que satisfaga simplemente sus necesidades; esos pueblos quieren que se les proporcione los medios para conseguirlos y, con el propio esfuerzo, consumirlos y utilizarlos en bien de su población. Quieren en todo caso que se les enseñe a pescar los peces, criar vacas y ordeñarlas para lograr la leche, construir sus propias viviendas y lograr cubrir sus necesidades, pero con los medios financieros, económicos y tecnológicos necesarios. ¿Cuánto de ello puede lograr Naciones Unidas? Nada o poco, porque tampoco ha intentado encarar con seriedad la batalla contra la pobreza; no pudo hacer mayormente nada porque estuvo empeñada en discutir y cambiar ideas para trocar la situación en la que el hombre es el peor enemigo del hombre.
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