Los urus son indomables, a pesar del tiempo y de las imposiciones.
Oruro (EL DIARIO).- Oruro es una de las pocas ciudades del continente que mantiene su nombre original, a pesar de la imposición de otro nombre, como el de la Muy Noble y Real Villa de San Felipe de Austria, con el que se bautizó el 1 de noviembre de 1606, cuando el oidor Manuel de Castro y Padilla efectuó la fundación en nombre de la corona de España.
Han pasado 409 años de aquel acontecimiento histórico. Primero, hubo una misa de acción de gracias, en la Iglesia Matriz, y después, el oidor Castro y Padilla, salió seguido de los españoles hacia el centro de la Plaza de Armas, para cumplir con la ceremonia protocolar de la fundación de la Villa.
Durante 400 años, hubo una discusión e incógnita: ¿Dónde se fundó Oruro? Muchos historiadores, decían que era en la plaza de La Ranchería, donde vivían los indígenas urus, porque al lado, había un templo que hoy está oculto dentro del Hogar de Niñas Penny, templo que fue convertido en un Museo Sacro, dependiente de la Iglesia Católica.
La realidad de los hechos fue despejada con las fotografías de hace más de 100 años, incluso antes de la llegada del primer ferrocarril a Oruro, donde se puede advertir la Iglesia Matriz, construida por los jesuitas, asentada donde hoy se encuentra la Gobernación Autónoma del Departamento de Oruro. La iglesia fue destruida años más tarde, precisamente, para la construcción del edificio de la que entonces se llamaba Prefectura.
El primer ferrocarril llegó procedente de Antofagasta, el 15 de mayo de 1892. El presidente boliviano, Aniceto Arce, inauguró el servicio en la Plaza de Armas, precisamente frente a la Iglesia Matriz. Las líneas del ferrocarril fueron instaladas hacia la plaza y, posteriormente, se usó para la creación del servicio de transporte de pasajeros con tranvías.
Para la fundación de la Villa de San Felipe de Austria, los españoles que se asentaron en la parte baja de los cerros Pie de Gallo, San Felipe, Santa Bárbara y la famosa colina de Conchupata, no solamente que hicieron un largo trámite ante la Audiencia de Charcas, sino también ante el Rey de España, para hacer ese acontecimiento. Se tuvo que demostrar si había gente, riqueza, agua y, ante todo, una planimetría adecuada para aquellos tiempos, donde puedan vivir los españoles.
Los requisitos fueron cumplidos y se escogió el nombre de Villa de San Felipe de Austria. Sin embargo, los indígenas urus, que trabajaban para la extracción de ingentes cantidades de plata, no olvidaron que la región se llamaba Uru-Uru (de donde nace la luz). Los españoles tampoco pudieron borrar ese nombre. Con el transcurso del tiempo, los mismos españoles pronunciaban con mayor facilidad el nombre de Oruro, antes que decir Villa de San Felipe de Austria, nombre que se utilizaba solo para el correo o para las cartas que se enviaban a España.
Para la fundación, se necesitaba cumplir los requisitos técnicos, encargados a los arquitectos de aquella época, Pedro Maleto y Alvaro de Moya. El diseño tenía que ser igual que un “damero”. Las casas que no estaban en la línea y nivel fueron destruidas, alrededor de la Plaza de Armas.
La ciudad no tenía más que 150 casas alrededor de aquella plaza. Las habitaciones de los mineros estaban más arriba, cerca del cerro Pie de Gallo. Otros vivían en La Ranchería. Las casuchas tenían el techo de paja y barro, pequeños orificios que hacían de ventanas.
Había 50 españoles bien armados, casados y más de mil indios que trabajaban en las minas. También había tiendas para la venta de coca y velas, esenciales para el trabajo en la mina.
Los cerros, tal como ocurre hoy, protegían a las casas, con una especie de media luna. Ahí, ocurrieron los hechos más sangrientos, como la Revolución del 10 de Febrero de 1781, cuando se derribaron las insignias y símbolos de los españoles y se proclamó la libertad. Sin embargo, la revolución no prosperó mucho tiempo y los revoltosos, hombres y mujeres, los que quemaron las casas de los españoles, fueron detenidos, algunos ejecutados y otros trasladados a pie, encadenados, a la Cárcel de Oruro, en Buenos Aires, Argentina.
Oruro mantiene, entre sus reliquias, el libro manuscrito de la Fundación de la Villa de San Felipe de Austria. Al mismo tiempo, preserva todavía la bandera rojo carmesí, con la que se fundó la Villa por el oidor Manuel de Castro y Padilla.
Oruro, después de 409 años de aquella fundación, se ha extendido a los cuatro puntos cardinales. La pequeña villa, se ha convertido en una ciudad con 300.000 habitantes. Las casas llegan hasta la población de Vinto, al Este, hasta el Puente Español, al Sur, bordeando el lago Uru Uru, y al Oeste, hasta la comunidad de Iroco, donde se extrajo gran cantidad de oro, y hasta los 7 kilómetros al Norte, más allá de la urbanización La Aurora.
Oruro es una de las pocas ciudades del continente que mantiene su nombre original de Uru Uru, a pesar de las imposiciones de todos los tiempos. Oruro es la Capital del Folklore de Bolivia, por su hermoso Carnaval, declarado Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
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