Erick Fajardo Pozo
Administrar las crisis es asignatura obligatoria y un capítulo ampliamente desarrollado en cualquier escuela seria de políticas públicas del continente.
Y es que en Latinoamérica las nociones de Estado, democracia e institucionalidad son conceptos en crisis, referencias cada vez más difusas a una realidad en reconfiguración y redefinición.
Sin embargo entender, prevenir y manejar las crisis es un empeño académico que no acompañan los políticos. Pese al enorme riesgo en que colocaron al sistema político y la democracia de sus países durante los pasados 25 años, los políticos contemporáneos siguen divorciados de todo respeto y comprensión científica del poder, y persisten en el infame ardid de generar y perpetuar la crisis como escenario natural de la política, en lugar de estabilizar las condiciones objetivas y subjetivas que las suscitan.
Los estados en Latinoamérica siguen siendo el campo de la vieja lucha entre el orden y el caos, entre el “deber ser” y el “savoir faire” de la política tradicional.
“Our brand is crisis”, versión hollywoodense recientemente estrenada del homónimo documental de Rachel Boynton sobre las elecciones generales de 2002 en Bolivia, debe ser el testimonial audiovisual más crudo sobre esa realidad: una generación de políticos en Latinoamérica son criaturas de la crisis, se alimentan y hacen de ella su ecosistema, su razón de estado y su estrategia de poder, a un costo incuantificable para la estabilidad financiera, los derechos humanos y sostenibilidad de la democracia.
“Our brand is crisis” muestra cómo el ex presidente boliviano Sánchez de Lozada, una prestigiosa firma de consultores políticos norteamericanos y el Departamento de Estado conspiran mediáticamente para cambiar el curso de la política en un pequeño país de Sudamérica.
“Hay que mantener la crisis para seguir vendiendo el remedio”, es la lógica con que estos actores logran un efecto de miedo en la opinión pública que le dará el gobierno al neoliberal Goni, pero que a la larga le entregaría el poder al narco-populismo que -en base a perpetuar la crisis y el miedo - rige ininterrumpidamente en Bolivia desde 2005.
La crisis es la marca con que la derecha y la izquierda vienen gobernando Bolivia desde hace 30 años. La crisis como política de gobierno, el miedo como estrategia electoral, es la explicación de que el continente haya vivido una década de oclocracia, abolición de los sistemas políticos, cancelación de la separación de poderes, debilitamiento de las instituciones democráticas, penetración de las mafias del narcotráfico, violación de los derechos humanos y narcotización propagandística.
Es el debate ético sobre las armas con las que candidatos y publicistas de la política logran el poder o se perpetúan en él, pero es también la polémica sobre el papel que Washington ha jugado en la debacle de la democracia y el auge de totalitarismo que padecen Bolivia y tantos otros estados del continente.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |