Conclusión del año escolar en escuelas rurales

A la conclusión del año escolar, este 30 de noviembre, muchos de nuestros estudiantes en el área rural ya se están aprestando para emprender un corto viaje a las ciudades capitales urbanas, hasta incluso al interior y exterior en busca de fuentes de empleo para reunir cierto monto de dinero con el que volverán al año a sus comunidades. Esto ocurre frecuentemente cada año, a estas alturas del calendario escolar y es un buen momento para hacer conocer un punto de vista, entre otras cosas, sobre sus limitaciones y los retos que deberán seguir enfrentando en el diario vivir, sin dejar de lado su formación en las escuelas, como principal instrumento de superación para lograr mejores niveles de bienestar en la sociedad.

La principal limitación que ellos encuentran en las ciudades es su identidad, el origen del que provienen, puesto que les es difícil acomodarse al ritmo de trabajo y de vida que tienen los citadinos. Aun así estos niños y jóvenes de provincia enfrentan esta realidad para sobrellevar su supervivencia en las ciudades. Y al final de su corta estadía retornan a sus comunidades con la satisfacción de haberse complacido a sí mismos, ya que con el dinero que ellos reunieron tienden a comprarse, generalmente, artefactos (radio grabadoras, celulares, tablets y algunos laptops), incluidas ropas para vestir a la moda. Esto lo hacen por necesidad, porque sus padres no pueden complacer los gustos que ellos tienen, ya que en el campo los padres tiene pocos ingresos económicos y a falta de ello tienen ciertas limitaciones.

Es así como viven nuestros hermanos de provincia, por lo que deberíamos conmovernos ante esta situación, para que en esta sociedad no exista tal diferencia y que todos busquemos el vivir bien, que en el mundo andino significa la búsqueda de llevar una vida armónica en interacción con la madre tierra y el cosmos. Significa la relación complementaria entre el ser humano con la comunidad, la naturaleza, y las energías cósmicas y telúricas de la vida.

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