El Instituto Boliviano de Rehabilitación, que el próximo 7 de enero cumplirá 49 años de servicio a la población asegurada de la Caja Nacional de Salud, intensifica sus actividades debido a que su atención cubre a 300 pacientes diariamente en su amplia sala de fisioterapia.
Una gran parte de los pacientes llegan a este centro con ayuda de muletas, sillas de ruedas o apoyados en sus familiares para cumplir con la sesión según la patología. Todos son recibidos con mucha confianza y como viejos conocidos, esto es parte de la terapia, que ayuda de gran manera, según el fisioterapeuta Said González.
Este profesional, con más de 15 años de servicio, comenta, por ejemplo, que el ejercicio con canicas por insignificante que parezca es de gran utilidad para las labores cotidianas que tiene cualquier persona, puesto que después de una sesión deja dolores en la mano, pero esto es parte de la rehabilitación, en sí. La rehabilitación es difícil por el tiempo y el número de sesiones requeridos, pero esta dificultad se acentúa cuando no existe ayuda de parte de la familia del enfermo.
Patricia Acosta Fernández, directora del IBR, afirma que la rehabilitación, como área de la medicina, es devolver todas las funciones a un paciente, que por una enfermedad están limitadas y la tarea de todo su personal es que ayuden a los pacientes a que recuperen todas las funciones motoras y reinsertar al enfermo a sus labores cotidianas.
SERVICIO DE FISIOTERAPIA
La Caja Nacional de Salud cuenta con el servicio de fisioterapia en la mayoría de sus policlínicas y hospitales, pero el Instituto Boliviano de Rehabilitación, de tercer nivel, es considerado de referencia nacional por la atención que presta a pacientes de todo el país. Este centro médico cuenta con equipos de punta y un personal calificado: cuatro médicos fisiatras, 25 fisioterapeutas, tres técnicos en órtesis y prótesis, además de profesionales en fonoaudiología, trabajo social, psicología y otros.
El médico fisiatra es el encargado de diagnosticar la deficiencia o discapacidad del paciente; el fisioterapeuta aplica diferentes técnicas que, de acuerdo a la prescripción, pueden ser sesiones de electroterapia, kinesioterapia, hidroterapia o termoterapia.
La experiencia del IBR demuestra que el proceso de rehabilitación es difícil, hecho que se complica si no hay una colaboración estrecha de los familiares del paciente. Por otro lado, este proceso puede ser a corto, mediano o largo plazo. El primero es de un mes; el mediano de uno a tres meses y el largo fácilmente puede extenderse de seis meses para adelante, todo de acuerdo a la evolución de la enfermedad.
ATENCIÓN AL PACIENTE
El paciente del IBR generalmente exterioriza problemas de ansiedad y depresión o algún problema psicológico, entonces es tratado, paralelamente, por el psicólogo. En fonoaudiología tratan los problemas de lenguaje, su retraso y el trastorno de reclusión. Un problema acentuado es la reinserción laboral y familiar, porque existen casos cuando la familia abandona al paciente con discapacidad.
Con este escenario, el área de trabajo social se esfuerza para que la familia se acostumbre con el paciente y viceversa o reinsertarlo a un trabajo donde pueda desenvolverse.
El Instituto Boliviano de Rehabilitación, de acuerdo a los avances de la tecnología, trata de que sus distintas áreas estén equipadas con dispositivos de punta; es así que últimamente adquirió una camilla de bipedestación que sirve para ayudar a pacientes con problemas medulares; una camilla de tracción cervical para patologías de compresión radicular a nivel de cuello. Para comodidad de sus pacientes se logró comprar un bus con capacidad para 30 pasajeros que son trasladados desde el Hospital Obrero al IBR y retornados después de sus sesiones.
Para el próximo año está prevista la adquisición de equipos robóticos, entre ellos el Lokomat que es útil para la reeducación de la marcha para pacientes con problemas neurológicos.
INFRAESTRUCTURA
El IBR, por su infraestructura y equipamiento es único a nivel nacional. El desarrollo de su trabajo es similar a la de otros países.
En la actualidad, el Instituto Boliviano de Rehabilitación tiene planificado plasmar una nueva construcción donde se pueda desarrollar un trabajo por especialidades con un mayor número de fisiatras y fisioterapeutas, contar con salas de internación para 100 camas y, además de áreas específicas de tratamiento por patologías.
Patricia Acosta recalcó que dentro del nuevo proyecto debe funcionar como corresponde la unidad de tratamiento de lesión medular, la unidad del paciente amputado y las áreas de fonoaudiología, psicología.
La especialista considera que el taller de órtesis y prótesis debe contar con un espacio importante para su trabajo, además el personal de este sector debe ser capacitado periódicamente en el exterior.
Recientemente se realizó una ampliación de los ambientes de kinesioterapia, sección que ya presta servicios en forma más cómoda. La tarea del IBR es que funcione de acuerdo a parámetros internacionales y así ofrecer mejor y mayor cobertura a los usuarios que acuden a ella para recibir un tratamiento de fiosioterapia.
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